Hay un sentimiento muy feo. No, no es que te dejen en visto en WhatsApp o algún otro servicio de mensajería, o que te bloqueen de alguna red social porque la persona que lo hizo está loca y nunca sepas qué rayos le hiciste para merecer ese “honor” (sí, me pasó. Hay una chica que no me habla desde hace cuatro años y nunca entendí el motivo. Me tocó trabajar con ella por cinco meses y no me dirigió la palabra en todo ese tiempo. Emigró a Argentina hace casi un año).
Hablo de algo mucho peor.
El peor sentimiento es el recordatorio de que estás soltero. Da igual si no has tenido pareja antes o no has vuelto al ruedo tras salir de una relación. Es bien feo que llegue esa alarma. Créanme.
A mí me vino a ocurrir de la peor manera: tras una noche de insomnio y una fiesta de adolescentes recién salidos de bachillerato en mi casa. Eso es el lado negativo de tener un sala/bar dentro de tu vivienda.
Esto pasó como a mediados de septiembre de 2015, si mal no recuerdo.
Era sábado por la noche y una amiga de mi mamá quiso celebrar su cumpleaños y trajo a unas pocas personas a la casa, por el barcito. No fue molestia para mí porque podía comer algo de lo que hubiera ahí mientras yo veía películas o surfeaba Internet.
Esa velada terminó como a medianoche. Ya me había llevado mi buena ración de torta de chocolate y Pepsi. Ya me pegaba el sueño y al día siguiente debía buscar trabajos de comunidad para publicar en una web para la que laboro. Podía despertar a las 9 am y buscar algún lugar sobre el que pudiera escribir.
La paz me duró poco. Como una hora más tarde llega mi hermano menor y se trajo a una manada de amigos suyos que ya venían de otra fiesta. Uno de ellos, se pasó tanto de tragos que lo pusieron a dormir en el mismo cuarto que yo, en otra cama. Lo peor, es que subieron el volumen del home theater a tal punto que no podía oír ni mis propios pensamientos.
El tiempo pasaba y no podía pegar los ojos. Gente entra y sale de mi cuarto como si de una oficina se tratara. Sentía que el amanecer estaba cerca, y solo quería que llegara rápido para que ellos se fueran de mi casa.
Cuando por fin sentí que el sueño llegó, siento un movimiento. Tenía los ojos cubiertos por una almohada y seguía sintiendo como si hubiera un temblor. Decido sacar un ojo y veo un movimiento inusial en una colchoneta tirada al lado de mi cama:
¡AJÁ! Dos carajitos teniendo sexo al lado mío. Mis ojos destruidos y mi memoria me recordaron que llevaba cerca de ocho meses sin novia. Todo, mientras veía a esos dos serruchando dentro de unas cobijas.
De verdad no me salió lo rata, pero los quise asustar para que algo les pasara.
Total, salí de mi casa un domingo a las 7:30 am, con algo de pan, huevos revueltos y dos vasos de Pepsi que sobró de la fiesta de las amistades de mi mamá. Anduve somnoliento y volví a mi casa como a la 1 pm.
Hoy, 13 de abril de 2018, sigo soltero, y la parejita no ha quedado en problemas, pese a que Venezuela tiene escasez severa de anticonceptivos.
me gusta el tema, espero q podamos intercambiar votos
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excelente aporte amigo saludos, espero contar con tus votos
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