Hace casi 25 años atrás tuve la oportunidad de ir de pezca, no era algo que había hecho antes, por lo que todo lo que aprendí e hice fue labor de un sólo día. Pero fue un día de muchas novedades para mi, ya que casi siempre he vivido en ciudad, lo que hizo que exponerme al mar durante un período de tiempo tan largo, me produjo una gran satisfacción.
Sé muy bien que es una tarea que para muchos pudiera ser algo que no disfruten, sobre todo si no saben nadar, porque lo primero que podría pasar por la mente de alguien que no sepa nadar es eso, ¿Qué pasaría si el bote se hunde? y evidentemente que esto podría hacer que mucho estén en condición de no disfrutar nada, dándole cabida al miedo.
Pero en mi caso no fue así, por suerte. Una vecina que fue ese día, prefirió quedarse viendo el mar, y habrá disfrutado a su manera, claro, pero yo fui con otra intención. Descubrí algo importante, y es el hecho de que pescar implica una especie de conexión incluso con uno mismo, con el entorno, en ese caso con el mar. Más que una actividad para cansarte, es para desestresarte.
Implica estar en silencio para nos espantar los peces, mientras esperas muy calmado que alguno muerda el anzuelo y te avise, en el momento que empieza a halar, que es cuando debes empezar a retirarlo del agua. Viéndolo de una forma humanista, la verdad es que no es una actividad que beneficie mucho el ecosistema acuático, pero, es algo en lo que pensé después, no en ese momento.
De hecho, fue muy gratificante estar ahí, en silencio, con mi gran sombrero, protegiéndome del sol, mientras sólo se escuchaba el mar golpear suavemente el pequeño bote. Después de ese día, no volví a hacerlo, no porque me haya desagradado, sino porque no volví junto a mis vecinos a organizar un viaje como este. Siempre la escusas para evitar hacer ciertas cosas es el hecho de "no disponer de tiempo".
Y en cierta forma es así, uno siempre anda cargándose de trabajo, de actividades, como buscando excusas para no distraerse. Por alguna extraña razón es algo que todos repetimos, una y otra vez. Pero, al final creo que terminamos por disfrutarlo, o quizás no tanto como deberíamos, porque de ser así, pienso que debería haber menos personas con miedos, menos personas con depresión, entre otras cosas que nada bueno dejan.
Y todo empezó por un recuerdo de pezca...