Abuelos

Por lo que me toca, quiero resaltar el artículo que aparece hoy en el diario ABC sobre “los abuelos”

No destaqué el papel de los abuelos en ninguna de mis dos novelas. En “El Baco”, la soledad de los abuelos Domitila y Honorino estaba salpicada de vez en cuando con la visita de su hijo (el notario) y nuera. La soledad se adivina algo compensada por la compenetración de la pareja de abuelos sin nietos, y por el disfrute de su rico patrimonio. Esa compenetración está reflejada en detalles como el gesto de Honorino en los momentos finales de Domitila inmediatamente anteriores a su suicidio. La ausencia de nietos hace la vida insufrible en su última etapa, por eso cuando entra Pablo en escena sustituye esa ausencia como una bocanada de luz en la oscuridad.
En mi segunda novela “El enigma de Baphomet” la ausencia de abuelos es total.

La “abuelez” es para vivirla no para contarla. Supone un status vital absoluto, eterno, considerada esa eternidad como fusión del pasado, presente y futuro que hace del recuerdo, del amor y de la ilusión una amalgama inextricable.
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El pasado de los abuelos:

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El presente:

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El futuro Dios dirá

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En uno de mis óleos sí que traté de plasmar la complicidad de abuelo y nieto. No constato más que el sostenimiento mutuo de la existencia diaria con la venta del cupón.

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¡La abuelez: esa doble y eterna paterno-maternidad…!

Artículo:
http://www.abc.es/opinion/abci-unos-heroes-anonimos-abuelos-201709020422_noticia.html.