La Leyenda de la Culebra de 7 cabezas de Píritu.
El rey ordenó construir un templo sobre lo más alto de aquella aldea, justo al lado estaría un profundo aljibe
Donde se surtirían de agua sus habitantes, en el fondo un gran túnel llevaría el vital líquido
hasta el castillo del rey.
Ya En la hermosa laguna azul, Pirichucual había recibido el bautismo y donaba convencido y con cariño sus tierras
para que habitara con ellos un Dios vivo, del cuál hablaban los primeros frailes llegados de Europa y que este Dios
pudiera resguardar a su pueblo de una serpiente muy extraña que a todos atemorizaba, desde mucho antes que colon atravesara el océano para llegar a conocer nuestras riquezas y la valentía de los Píritu, de lengua cumanagoto, con temple del cunaguaro y espíritu de guerrero.
Aquella gran serpiente de siete cabezas
solo comía ganado y niños
lo que ponía en peligro la existencia de la tribu,
fray Juan agotaba sus bendiciones
cada vez que se arrastraba el enorme reptil
hacia el poblado,
ya había extinguido con fiereza la primera misión en pueblo viejo, ya todos habían huido de semejante monstruo, .
Venia tan llena, harta de comerse a los niños y tan pesada
Que en su recorrido fue hundiendo la tierra
formando una gran quebrada.
El fraile al ver esa enorme zanja
solo exclamó ¡Oh santa rosa!
Y así tambien solian repetír los nativos con el mismo asombro
cada vez que veían la quebrada.
La gran culebra no se saciaba nunca de comer,
Y estaba avanzando hacia Pirichucual.
El mas anciano de los concejeros de la tribu
Recomendó detener a la enorme bestia
y encerrarla en algún lugar,
pero... ¿donde podria ser?
Hasta que uno de los líderes guerreros
propuso un peligroso sacrificio:
Su hijo yayo, un niño muy ágil,
rápido en su carrera
Y excelente nadador serviría de carnada
A la serpiente de siete cabezas
para intentar llevarla al pozo de los frailes,
Aunque quizá el monstruo lo alcanzaría y lo devoraría con gusto.
Al entrar la bestia al pueblo el valiente indiecito le saltó en su camino y aunque no estaba muy gordito
A la culebra de las siete cabezas le parecía un rico manjar
pasando sus lenguas por sus labios para saborearse
se lanzó sobre yayo quien arrancó la carrera más rápido que nunca,
sintiendo de cerca las Afiladas camadas de dientes que lo acechaban,
subió al templo, lo mas rápido que pudo, Ya casi sin fuerzas cuando iba a ser alcanzado por la serpiente,
se lanzó al profundo pozo de los frailes
detrás se abalanzó el animal hambriento.
Todos lloraban al niño valiente
y a la vez estaban contentos
porque pudieron encerrar en aquel lugar a la culebra,
donde hicieron una enorme jaula para evitar que
si algún día subiera el nivel del agua y quisiera salirse.
el indiecito pudo colarse por el túnel que lleva el agua al castillo,
la serpiente como estaba tan hinchada de comer no pudo perseguirlo más,
Yayito fue recibido como todo un héroe cuando pudo salir exhausto al otro lado del pasadizo subterraneo .
Ahora en estos tiempos los habitantes y visitantes arrojan monedas a la culebra por una pequeña puerta
para engañarla y ponerla más pesada y no pueda salir del pozo
y le dicen en tono burlón…
¡ EPA SERPIENTE DE SIETE CABEZAS!
Comete este niño Que se portó mal.
y así la suerte les sonríe para siempre
esto pudo ser verdad, ¿quién sabe?
al menos allí permanece la serpiente de siete cabezas
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