La derrota era inminente, las bombas caían alrededor y los prisioneros y guardias corrían por el campo de concentración en un intento vano de protegerse. Sólo #301-212 veía, parado en el centro del patio, aquel desastre que se sobrevenía. De pronto una de las bombas cayó cerca y su cuerpo voló por los aires como una pluma echada al viento, sus oídos se apagaron y su vista se nubló hasta que dejó de sentir.
Cuando despertó, el mundo era otro, pudo darse cuenta de ello al instante, hasta el cielo había cambiado su color y la cárcel a cielo abierto, que había sido su casa durante años, había desaparecido convirtiéndose en un montón de escombros humeantes y malolientes.
Se levantó de su lecho de rocas mareado y herido, se hizo de una muleta improvisada con los restos de un rifle y se cubrió la frente sangrante con los restos de lo que había sido una bandera. Caminó entre los restos buscando algún sobreviviente, algún compañero, alguien, cualquiera. Al rato se dio cuenta que estaba solo, que todos habían muerto.
Salió de los límites del presidio y miró al horizonte, ya no había esperanzas...
#301-212 se sentó ante el horizonte, en la colina donde quedaba su cárcel y vio como el pueblo cercano también ardía. Desolado, lloró ante tanta muerte, luego se levantó, recogió un poco de agua en una cantimplora de un soldado fallecido y se dirigió, cojeando, hacia la ciudad. En su camino solo había devastación. El olor a parrilla, a humo y a excrementos lo inundaba todo y se impregnaba en su cuerpo
Agobiado llegó a la aldea, quizás allí si quedaría alguien con vida. Sólo el ruido del viento y de las llamas ardiendo le acompañó en la búsqueda infructuosa. Nada; estaba completamente solo. Con mucho esfuerzo subió a la torre de la iglesia que aún se mantenía en pie para ver la gran ciudad y los pueblos aledaños, el panorama era igual de desolador.
Bajó de la atalaya y fue a una panadería que estaba intacta. Comprobó que no había electricidad, ni servicios, ni los vehículos funcionaban. Sacó a los difuntos del comercio, buscó alimentos, se armó con un palo, un cuchillo, una pistola de policía y cambió su muleta por la de un cadáver, también cambió sus harapos por una ropa más decente y se calzó con lo mejor que encontró. Preparó una mochila con pertrechos y comida, llenó un par de envases con agua y como cayó la noche durmió en el almacén junto a la harina y otros insumos pues allí no llegaba la peste de la muerte.
La oscuridad arropó al pueblo fantasma con un manto negro azabache. #301-212 durmió profundamente, iluminado por la luz tenue de una vela, encerrado más que por miedo por costumbre cuando escuchó un ruido. Como impulsado por un resorte se alzó del lecho y apagó la luz. Sin hacer sonido salió de su cuarto sigiloso, caminó por la habitación en dirección al escándalo que persistía, había alguien o algo vivo allí. Pistola y garrote en mano llegó al lugar, la luz de una tea improvisada iluminaba parpadeante las estanterías de la panadería y un hombre, como desesperado sacaba y tiraba las cosas buscando, de seguro, algo de comida.
Era un prisionero como él, más de una vez lo había visto en el campo de concentración, se distinguía por la placa metálica en su cabeza. Estaba casi desnudo e inmundo, su cuerpo estaba manchado de algo que parecía barro o quizás sangre. #301-212 lo miró con alegría, alguien más había sobrevivido, el hombre le devolvió la mirada pero esta era de rabia. #301-212 no escuchó nada, sintió un dolor intenso en el pecho que se agarró por instinto, sintió el calor y la humedad de su propia sangre que salía a borbotones. Cayó desfalleciendo, sus ojos se cerraban para siempre, lo último que vio fue el rostro de su agresor, el último hombre del mundo.
Esta historia me recuerda mucho a un libro que lei hace poco que se llama - Los hornos de Hitler- muy bueno por cierto te lo recomiendo, me encanto tu post muy bien escrito y con intriga hasta el final, espero sigas subiendo contenido asi de genial para que cuentes con mi voto y nos podamos seguir mutuamente, te invito a pasarte por mi contenido.
Saludos y lindo dia
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Gracias, todos los viernes subo contenido, mas que todo de historias que invento. Me paso por tu blog...
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