Conversar también es un arte, la capacidad de expresar nuestras ideas, enriquecer intelectualmente a nuestros interlocutores, así como también incrementar nuestros conocimientos en materia general, son factores que hacen de un buen conversador, un artista.

Ahora bien, existe una gran diversidad de virtudes que un buen conversador posee, así como también distintas técnicas para desempeñar cada una de las virtudes que mencionaré a continuación. No obstante, primero debemos tener en cuenta el cómo nos es útil el arte de conversar.

El aprender a conversar nos puede resultar inmensamente útil, sobretodo si nos desenvolvemos en un ambiente de negocios, donde nuestras relaciones interpersonales son fundamentales para el desempeño de nuestras funciones laborales. Las reuniones en restaurantes son muy comunes al momento de discutir proyectos, realizar discusiones y debates acerca de temas importantes para una empresa, por lo que ser un buen conversador nos dará una gran ventaja al momento de concretar nuestras metas. Además, para todas nuestras relaciones, es importante el saber hablar e intercambiar conocimientos y anécdotas, puesto que permiten nuestro crecimiento personal, intelectual y emocional en todo ámbito de nuestras vidas.

Es muy importante para un buen conversador el óptimo manejo del vocabulario, debido a que este será el arma de mayor importancia del mismo. El tener un amplio vocabulario le permitirá al conversador expresar adecuadamente sus ideas, facilitando a sus interlocutores el entendimiento y por consiguiente, la participación de los mismos en el diálogo. Asimismo, también podrá entender con facilidad las ideas de sus compañeros, así como también poder realizar bromas de carácter irónico, utilizando algún sentido alterno de las palabras utilizadas por sus compañeros.

Un buen conversador no es igual a un buen hablador, generalmente el segundo tiende a ser catalogado de pedante, debido a que tiende a opacar a sus compañeros de grupo, generando incomodidad entre los mismos. Es muy importante el saber escuchar, debido a que en los diversos temas que puedan suscitarse, siempre habrá conocedores, distintas perspectivas y opiniones, y todas merecen ser escuchadas.

Durante nuestra intervención, debemos asegurarnos de dejar pausas estratégicas, con la finalidad de abrir un espacio en caso de que alguno de nuestros escuchas desee participar. Cabe resaltar, que cuando uno de nuestros compañeros intervenga, debemos asegurarnos de mantener el enfoque en el tema principal, puesto que existe la posibilidad de desviarse del mismo; esto podemos lograrlo haciendo acotaciones, participando de forma activa y posteriormente, retomar el tema principal con un "siguiendo con el tema" o "retomando el tema anterior...". Sin embargo, es importante también asegurarnos de que los demás interlocutores hayan expresado sus ideas, en caso de tenerlas, para evitar que se sientan infravalorados.

Es muy importante el tener muchas cosas que contar, bien sea anécdotas personales, de algún conocido o de alguien famoso, siempre manteniendo la compostura, sin caer en chismes ni tonos burlescos; el decoro es fundamental al momento de hablar de las anécdotas ajenas. Además, debemos estar al tanto de actualizar nuestras anécdotas, sobretodo si compartimos frecuentemente con el mismo grupo de personas, con la finalidad de cautivar siempre a nuestros interlocutores con historias nuevas y divertidas. Solamente podremos repetir historias en caso de que alguno de nuestros compañeros así nos lo pida, aunque debemos tratar de hacerlo con un carisma que sopese el hecho de que sea una historia antigua. Cabe resaltar a su vez, que debemos hablar acerca de temas en los cuales todos los participantes puedan interactuar, sin ningún tipo de favoritismos o exclusiones; en caso de tener alguna historia que sólo usted y otra persona compartan, trate de compartirla de la forma más breve posible, a no ser que sus interlocutores le pidan continuar.