Amanece en la sitiada ciudad de Saigón, en el que sería recordado como el día más aciago en la historia de la Republica de Vietnam. Con el despuntar del alba, las primeras luces de la mañana pugnaban por abrirse camino tímidamente a través de la bruma matutina para luego encontrarse bloqueadas por densas columnas de humo, producto de los incendios provocados por los ataques de las tropas del NVA que se encontraban ya dentro de los límites de la ciudad.

En la Base Aérea de Tan Son Nhut, el Comandante del Escuadrón de Caza No. 518, un A-1H Skyrider cuyo indicativo de llamada era “Dragón Uno”, observaba con cierta nostalgia el despegue de un AC-119K “Stinger” del Escuadrón de Ataque No. 821, al que minutos antes habían reabastecido y rearmado por tercera vez desde el anochecer del día anterior y que luchaba por mantener abierta la base el mayor tiempo posible para completar la evacuación de aquellos aviones que todavía podían volar.

Viejos amigos desde sus tiempos de servicio con la USAF, se las habían ingeniado para nunca perder el contacto después de haber sido transferidos a la VNAF.

Los dos aviones habían combatido juntos en la fiera defensa de Ban Me Thout y las montañas del altiplano central; hicieron lo que pudieron al tratar de neutralizar el avance de las tropas del NVA contra Da Nang, Phu Cat and Phan Rang; efectuaron misiones de apoyo cercano a las tropas en contacto durante la encarnizada batalla de Xuan Loc, posición clave en el perímetro defensivo de Saigón y, por último, sobre la Base Aérea de Bien Hoa, en donde el Skyrider sufrió múltiples heridas por impactos de proyectiles anti-aéreos de 37mm, lo que provocó que abandonara prematuramente la lucha y se dirigiera a Tan Son Nhut para reparaciones; razón ésta más que suficiente por la que al A-1H le habría gustado estar allá arriba apoyando a su compañero.

Pero ambos habían quedado en que él, “Dragón Uno”, se encargaría de organizar el éxodo de los aviones y helicópteros en condiciones de vuelo que aún se encontraban en la rampa, mientras que “Tinh Long” Cero Siete, tal era el indicativo de llamada del AC-119K, se ocuparía de retrasar, lo más que pudiera, el avance enemigo sobre el perímetro de la base.

No obstante, nuestro amigo en el cielo no estaba solo. Un par de Skyriders se le había unido por órdenes de “Dragón Uno”… Y uno de ellos era Spad…

─¡CABALLEROS!... ¡TODOS CONMIGO! ─ordenó.

A los pocos aviones que aún quedaban dentro del hangar, se le sumaron un par de C-7, tres C-123 y un C-47 todavía en condiciones de vuelo que estaban en la antigua rampa de la USAF y cuyos comandantes de escuadrón, o se habían ido o habían sido destruidos en los ataques iniciales.

El Skyrider prosiguió.

─Bien, este es el fin… ─dijo mientras miraba fijamente a cada uno de los presentes─. No hay nada más que hacer aquí… estamos todos armados y listos para el combate… ─esto último dirigiéndose a los A-1, A-37 y F-5 presentes.

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"La Muerte del Guerrero". GUCCI'S paintings collection. Vía vnafmamn.com Fuente

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