Este fue el tercer título que leí de Katzenbach, había recién conseguido un empleo en un cafetín y esa vez, reuní como por dos semanas y con un leve esfuerzo pude comprarlo nuevo, y eso que era costoso. Eso era antes cuando te alcanzaba para comprar libros con lo que se ganaba en una semana con sueldo mínimo.

Adrián Thomas es un profesor universitario retirado, al que acaban de diagnosticarle una demencia degenerativa que lo llevará pronto a la muerte. Jubilado, viudo y enfermo cree que lo mejor que puede hacer es quitarse la vida.

Pero al salir del consultorio del médico es testigo involuntario del secuestro de Jennifer Riggins, una conflictiva adolescente de dieciséis años con un largo historial de huidas, que desaparece sin dejar rastro dentro de una camioneta conducida por una mujer rubia.

El profesor Thomas se debate entre poner fin a su vida y ser útil una última vez antes de morir. Decide ayudar a encontrar a Jennifer e intentar darle la oportunidad de vivir su joven vida. Para eso debe sumergirse en el oscuro mundo de la pornografía en Internet.

¿Es posible que alguien al que la demencia pueda ayudar a resolver un secuestro? Remotamente lo creería posible, pero con esta novela Katzenbach aborda ese pequeño espacio limítrofe entre lo posible e imposible. Él mismo afirmó: «Creo que esta es la novela más fascinante que he escrito». Y en su mayor parte no me cabe duda.

Con esta novela nos cuenta que una joven de dieciséis años es secuestrada mientras se fugaba de casa. Un anciano de sesenta y pico de años que va siendo consumido por la demencia y estaba a punto de terminar con su vida observa el secuestro. Se le torna difícil la decisión si seguir viviendo para ayudar o terminar con todo de una vez. De allí en adelante se vuelve más que un simple testigo ocular de un caso de secuestro y mucho más.

Katzenbach lo vuelve hacer. He leído varias novelas de él y siempre logra lo que quiero: atraparte en su lectura. Sientes lo que vive el personaje en preocupación, la angustia. Y es esto, lo que siempre te mantiene en modo suspenso. Hay momentos en donde hay tanta tensión que uno se vuelve la protagonista.

Con esta trama nos hace viajar hasta los más profundos pensamientos de cada uno de los personajes, algo bastante particular y que me gustó bastante es que hay dos personajes en la trama que tienen experiencia con la psicología desde varios puntos, lo que hace el avance de la historia sumamente interesante por ciertos análisis a los que llegan a concretar. Haciéndonos envolver con sus oscuras descripciones de lo terrorífico, de lo poco agradable a la imaginación humana. Te interna en el ambiente, haciéndote preocupar al máximo por los personajes. Alzas un deseo para que todo mejore con la vida de los personajes y eso no pasa. El suspenso no te soltará hasta el final.

Personajes muy bien creados y ni hablar del epilogo. Fascinante, no hubo una mejor manera de que la novela hubiera terminado. Así que definitivamente tienen que leerlo. No perderán nada de tiempo.

Como la mayoría de la escritura de Katzenbach es medianamente comprensible. No hay nada difícil por entender, excepto ciertos términos que se manejan en la web para poder entender de algunas cosas de las que hablan, del resto es lenguaje psicológico y de suspenso fácil de entender.

Suma nunca me ha dejado mal. Ese diseño de portada me intrigo bastante junto con la sinopsis. La edición del texto es bastante buena, el tamaño, todo. Así que no tengo queja del ejemplar. Y espero no tener alguna de la editorial en el futuro.

Me gustó bastante, de verdad un thriller digno de leer. Tiene mucha más intensidad y violencia que “El psicoanalista”. Tanto que me costó salir del ambiente que tuve que alternarlo con unos cuentos de Asimov.

Lo recomiendo bastante, excepto a personas muy susceptibles a la violencia de todo tipo ya que en esta novela Katzenbach suelta a ese pervertido sangriento que muchos llevan por dentro.

Lo bueno: Tiene bastante suspenso, la profesión de los personajes escogidos fueron buenos para el avance de la trama, escenarios tétricos, un final adecuado.

Lo malo: Hubo una parte media del libro donde lo sentí un poquito flojo, pero nada grave que no se recuperara con las siguientes páginas.