terca como la brisa, dócil como una flor.
Claro como un arroyo, turbio como una ola,
déjame que te cuente esta historia de amor.
su mas irresistible y lánguida mirada.
Yo le di mi lenguaje, mi baile, una sonrisa,
una canción, un árbol, todo fue casi nada.
y me ofreció su vientre de tierra lisa y pura.
Yo le moje los labios con un ansia de lluvia
y le sembré raíces en toda su cintura.
Ella descubrió el alba, yo anduve sin remedio.
Ella fue la culpable de este amor sin reverso
y estos son de su ayer mis mas recientes versos.
ANTONIO GUERRERO.