Mito corto sobre Los Centauros

Para la mitología griega antigua un centauro (Κένταυρος) era un monstruo mitad caballo mitad humano. De torso y cabeza humana y espalda, patas y rabo de caballo; o como diría Thiele: ¿Son caballos de cabeza y pecho y pasiones humanas o son personas por delante y caballos atrás?
En la imagen: Héracles matando a Neso

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Según el mito, los centauros vivían en la Tesalia, entre Osa (modernamente: Κίσσαβος) y Pelión (Πήλιον). Uno de los relatos más conocidos de los centauros fue la guerra que sostuvieron contra los lápitas, narradas por Ovidio en Metamorfosis XII. 210, y Plutarco en Teseo, causada por el rapto de Hipodamía justo antes de las bodas con Pirítoo. Se cuenta que cuando Teseo cambió la balanza en favor de Pirítoo los centauros huyeron despavoridos. Esta escena pasó a la posteridad en una escultura que adorna la entrada del Templo a Zeus y que hoy se encuentran en el museo de Olímpia.
Según fueron pasando los tiempos, los centauros se fueron amansando. Ya no eran esa tribu de brutales y salvajes monstruos equino-humanos o como los quieran pensar. Ya el arte helenístico los coloreaba bellos y cuerdos, entrados en el séquito de Diónysos, tocando las liras entre caballeros y ninfas bailantes.

Dos centauros pasaron a la posteridad como personajes míticos e históricos. Uno fue Neso, aquel codicioso caballo-humano que se había enamorado de Deyanira, esposa de Héracles. Neso la rapta y Héracles, enfurecido le propicia la muerte. El relato del rapto se cuenta en las Traquinias de Sófocles.

El otro gran centauro recordado fue Quirón. Ya con Quirón la imagen de los centauros es otra. Amante de la música, de la medicina, del arte de las flechas y de ver el futuro, enseñó a muchos hombres las curaciones y aportes de las plantas y la naturaleza. Fue, a su vez, maestro de Aquiles, Eneas, de Jasón, Peleo, Hércules y demás personajes históricos de la antigüedad. Al ser hijo de Cronos era inmortal, pero se cuenta que Héracles lo hirió sin querer con una flecha envenenada con sangre de Hydra y éste, cayendo lentamente y como sus dolores no pararían jamás al ser inmortal, renunció a su inmortalidad en favor de Prometeo y pasó a formar en otro cargo que Zeus le había concedido.

Hoy, lo podemos encontrar arriba en el firmamento, allí en el zodíaco como la constelación de Sagitario

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