Cuéntame qué os pasó (Novela) XI y Final

in spanish •  7 years ago 

Capítulo 13
Las secuelas de aquella terrible experiencia constituyeron una barrera infranqueable que Maruja fue incapaz de poder olvidar, siquiera con el paso del tiempo. Lejos de observar síntomas de arrepentimiento, el carácter de Ramiro –turbio hasta entonces, como las aguas estancadas de una ciénaga-, pasó a convertirse en una sombra negra que presagiaba endemoniadas consecuencias. La casa, entonces, comenzó a llenarse de ecos, de sombras y de espacios vacíos, tan lúgubres como los panteones de los héroes de la guerra de Cuba, hace tiempo olvidados y cubiertos de maleza y telarañas.
Una visión retrospectiva de su pasado, indujo a Maruja a preguntarse cuál podía haber sido el punto de inflexión que había tirado al cubo de la basura todas sus esperanzas, todas sus ilusiones; incluso el sentido primordial de su propia vida, de la que tanto esperaba desde el mismo instante en el que tuvo plena consciencia de su humanidad.
A falta de comunicación, se encerraba en su espiritualidad, confiando en que algún día Dios abriera una ventana por la que entrara un rayo de sol que volviera a iluminar su miserable existencia. Pero acaso por falta de fe, por debilidad, por miedo o porque Dios estuviera demasiado ocupado llevando la esperanza a otros corazones mucho más heridos que el suyo, llegó un momento en el que Maruja fue incapaz de soportar más ultrajes y en su mente torturada fue aposentándose, poco a poco pero con férrea determinación, el demonio silencioso y terrible de la venganza.
Volvió a recordar las aseveraciones de Schopenhauer –cuyo libro perdió definitivamente después de vender el piso de sus padres-, y pensó que quizás Ramiro no se diera cuenta de lo que había perdido en realidad, hasta que no fuera demasiado tarde. Pero Ramiro tenía el alma igual de negra que los inquisidores que habían torturado y asesinado impunemente en el nombre de Dios y no había día que no la torturara, físicamente o de palabra.
La mayoría de las ocasiones, la constaba que lo hacía con plena conciencia, perfectamente sobrio y cerebral, con suficiente capacidad de decisión para distinguir lo correcto de lo inmoral.
Fue algo que brotó espontáneamente en su cerebro, como opinan algunos biólogos que ocurrió con la vida en la Tierra -a falta de una explicación mejor-, germinando con lentitud pero con una precisión insospechada, que nunca había creído posible en su apacible naturaleza.
Seguro de sí mismo y del absoluto poder que ejercía sobre ella valiéndose de su fuerza, Ramiro fue incapaz de darse cuenta del veneno que –hubo un momento en el que Maruja se imaginó a sí misma como La Voisin, la terrible y famosa envenenadora francesa-, administrado en pequeñas dosis, recaía en su estómago todos los días cuando se llevaba la cuchara a la boca. Para una persona más observadora y menos egocéntrica, el odio y la repulsión no hubieran pasado desapercibidos en el fondo atormentado de los ojos de Maruja. Tampoco las miradas de soslayo, valedoras en toda su extensión de la enorme frustración que sentía, así como el terrible sambenito de la humillación que la acompañaría para el resto de sus días, como una cruz acentuando la pasión de su calvario particular.
El estado de salud de Ramiro fue empeorando gradualmente, como ella esperaba que sucediese. Y también, como esperaba, el orgullo varonil se convertía en su mejor aliado negándose –como ella sabía que se negaría-, a acudir a la consulta del médico, el cuál podía haber desbaratado oportunamente sus planes. La bilis amarillo-verdosas que expulsaba frecuentemente por la boca, constituían una garantía más que suficiente para saber que su hígado no aguantaría mucho –quizás un día más, dos a la sumo-, pero aun así, Maruja no pudo evitar un estremecimiento de sentida piedad. Porque a medida que el estado físico de Ramiro se deterioraba –había perdido peso hasta parecer un cadáver viviente-, en el fondo vidrioso de sus ojos comenzaba a percibir fugaces visiones del hombre dulce y emprendedor que la había enamorado, llevándola al altar; visiones entrañables del hombre que la había hecho mujer, desflorándola con torpe ternura, pendiente al principio de todos y cada uno de sus caprichos; del hombre trabajador que soñaba con hacerla señora en el polo opuesto de aquél Madrid obrero y marginal en el que vivían...
Pero no. Esas visiones, fugaces como sus recuerdos, eran ahora su peor enemigo. Ella todavía adoraba a aquél Ramiro y hacia él sus sentimientos permanecían impolutos como el primer día. Aquél Ramiro que viviría siempre como el único rey del palacio de su corazón. Su cruzada no era contra él, sino contra el vampiro invisible que se había apoderado de su alma, convirtiéndole en una bestia. Era contra esa alimaña contra la que luchaba denodadamente y a la que finalmente derrotó cuando exhaló el último suspiro.
Rígido sobre la cama de matrimonio, el cuerpo de Ramiro parecía descansar, arropado por dulces sueños. Aún con los ojos abiertos, su rostro no denotaba dolor alguno. Ligeramente ladeado hacia la izquierda, su cara parecía mirarla con aquélla ternura de antaño, precursora del abrazo que siempre la tranquilizaba y la hacía ruborizarse como una niña chica.
Entonces Maruja sintió por fin que sus almas volvían a estar unidas, habiendo encontrado la paz. Y en un acto de ternura reflejo, le vistió con su mejor traje –ese de color azul celeste que tanto le gustaba y que le sentaba como un guante-, besó por última vez los fríos labios y a continuación cruzó las yertas manos sobre el pecho. Después, colgándose el bolso al hombro, salió de la casa cerrando despacio la puerta, temiendo despertarle de su siesta eterna. La mañana, agradable por más señas, la trajo recuerdos de muchos domingos de su niñez en los que su padre solía llevarla al Parque del Retiro y comprarla unos barquillos junto al estanque, los cuales solía compartir con las bandadas de adorables cisnes que se acercaban siempre glotones, mendigando unas migajas que ellos mismos devoraban de la palma de su mano.
Frente a la puerta de la consulta, Maruja no pudo reprimir el impulso de sacar del bolso un espejo y arreglarse un rebelde mechón de pelo, que previamente la brisa había alborotado. A pesar de las ojeras y el rastro de las lágrimas que había vertido, sabía, en lo más profundo de su corazón, que los trámites legales que se avecinaban serían menos dolorosos que los recuerdos que habrían de vivir con ella el resto de sus días.
Suspirando profundamente, llamó a la puerta. Un minuto después de entrar y haberse presentado, el especialista le preguntó:
-Bien, Maruja: cuéntame qué os pasó.
FIN
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Parte I: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-i
Parte II: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-ii
Parte III: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-iii
Parte IV: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-iv
Parte V: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-v
Parte VI: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-vi
Parte VII: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-vii
Parte VIII: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-viii
Parte IX: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-ix
Parte X: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-x

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Parece que el especialista llega demasiado tarde con la pregunta. Me ha dejado algo descolocada ese final, quizá esperase algo más truculento, y se agradece, a la vez que inquieta, esa especie de tranquila Maruja que está y no está ya en este mundo. Ha merecido la pena la lectura de todos y cada uno de los capítulos, es un paisaje después de la batalla, una denuncia desde la emoción. Buen trabajo.

En la época de Maruja, las 'recetas' todavía eran las de la abuela, aquellas encaminadas a que todo quedara en familia, aguantando el chaparrón como una obligación más del matrimonio. De hecho, la psiquiatría apenas se estaba liberando de las falacias seculares del 'gen rojo' de López Ibor. Imaginaté lo que hubiera pasado de acudir la pobre Maruja a un psiquiatra como éste, si bien por necesidades del guión, el psiquiatra, sin apenas más protagonismo que el hombre, se hacía necesario. No sabría decirte por qué se me ocurrió este final. Quizás con la idea de continuidad. ¿Cómo sería la vida de Maruja a partir de entonces?. ¿Terminaría descubriéndose el asesinato?. ¿La denunciaría el psiquiatra?. ¿Haría una vida normal, pero solitaria, huyendo de cualquier tipo de relación?. ¿Volvería a repetirse la historia? O por el contrario, ¿encontraría a la persona especial que la hiciera feliz, olvidando su angustioso pasado?. Aunque no creo que me atreva con una segunda parte. Resulta demasiado agotador.

No hay que forzar la escritura, quizá ya sólo tenga ganas de descanso, o puede que te llame más adelante, porque está viviendo de nuevo y te lo quiere contar. En cualquier caso, agradecida por haber podido leer tu novela. No voy a repetir que escribes muy bien, que sería una pesada.

Eso es cierto, no hay que forzar nunca la escritura. Y al fin y al cabo, siempre se puede llegar a pensar que Maruja ya tuvo bastante y sería canallesco continuar metiendo el dedo en la llaga.

Excelente historia amigo juancar, nos gusto mucho por muy crudo que suene ojala y todo bravucón obtenga su merecido, buen desenlace.

Muchos saludos y éxitos.

Muchas gracias. Lo ideal sería que no existieran ese tipo de bravucones, pero como el caso es de que sí, que por desgracia existen, habría que aplicar mejor las leyes y los escarmientos. En fin, sólo espero que en la medida de lo posible, la lectura de este drama sirva, por lo menos, para reflexionar. Saludos

Es así amigo, ya las victimas no deberían callar este tipo de abusos, muchos saludos.

Totalmente de acuerdo.

waooo pobre mujer pero lo tenia bien merecido ese animal que tenia por esposo, me quede muda ,buenisimo, bravoooo, felicidades señor Juan

Ha sido una experiencia traumática, que espero que sirva de algo. No tengo mucha fe en ello, pero siempre me quedará la satisfacción de haber aportado un pequeño grano de arena, siquiera sea literariamente hablando, hacia el respeto que se merece no sólo la mujer, sino cualquier ser humano.

Me encantó Juancar, como terminó con el título de la Novela. Me imaginé a Maruja fría pensando en su respuesta. Ya quería saber el final, hubo suspenso y mostró la realidad de los trastornos psicológicos que se desatan entorno al maltrato. Como la sumisa Maruja llegó a envenenar de forma planificada y minuciosa al hombre que amó profundamente. Esto es más escalofriante que un acto dominado por la ira y el impulso.

¡Felicidades por su narración! Mi parte favorita es cuando describe que Maruja se colgó el bolso y salió... Triste pero con serenidad y libre de su represor.
Esta escena es fuerte, más aún cuando dice "colgandose" llegué a pensar que la pobre se había colgado - Literalmente jejeje otra vez felicidades!

Gracias. Había que ponerle un fin e intenté que hubiera una especie de justicia poética. Hubiera sido posiblemente bochornoso que también la víctima hubiera terminado antes que su maltratador. En cierto modo, la foto resume esa escena; como en las experiencias post-morten, hay que pensar en la esperanza como en la luz al final del túnel oscuro.

  ·  7 years ago (edited)

Si claro, hubiese sido desgarrador la muerte de Maruja. Esa fotografía es acertada para este final. Así es, hay que mantener viva la esperanza.

Precisamente, la esperanza es lo último que se pierde. Si nos faltara eso...

Un relato vampírico al fin y al cabo. De infierno reclusivo en la mente. Lo bueno de ser humano es que termina, de algún modo.

Todo desequilibrio, después de todo, podría considerarse vampírico. De alguna manera, todo termina y todo comienza. Por eso quizás he puesto esta foto, como un mensaje de esperanza, una manera de decir que al final del oscuro túnel siempre hay una luz. Supongo que me han influido las experiencias ECM estudiadas por Moody o Elisabeth Kubler-Ross. De todas formas, tal y como está el patio, espero que nadie me denuncie por supuesta 'inducción al asesinato', que cosas más raras se están viendo en estos tiempos.

La ficción es libre. El estulto patio que diga lo que quiera.

Esperemos que no despierte el lado tonto de la justicia y si lo hace, que sea para mejorar las cosas.

Upvoted ☝ Have a great day!

Thanks. Have a great day you too.

wow beautiful view superb photography

Thanks