Solía llevar consigo a la pequeña India a sus mañanas y tardes de pescas en el pequeño bote con el que proveía a su familia de alimento y sustentabilidad financiera. Niña a pesar de lo pequeña que era su aire de aventura y determinación hacía del trabajo una agradable y emocionante experiencia.Cardúmenes, erizos de mar, pescados que iban desde los pocos centímetros a dos metros, de colores pargos, obscuros, verdosos, unos tan cristalinos como el agua de la playa, eran la mayoría de las cosas con la que se solían trabajar este pequeño dúo de Padre e Hija. Antes de siquiera saberlo era más que obvio que el mar era por lo que la pequeña vivía y moría en ese momento.

Así pasaron los años y una dualidad de vidas hizo inseparables a Lagertha y a Niña, teniendo edades avanzadas. Lagertha a trazadas cortas y longevas seguían visitando aquel lugar donde encontraban la paz. Donde India encontró la felicidad.

Mas que un pequeño relato, forma parte de un sueño, pertenezco a la ciudad de Maracaibo, donde nací, crecí y he vivido mis años, mi Padre foráneo y proveniente de Margarita me enseño una de las cosas que más amo en esta vida. La vida marina y todo lo que a ella relaciona. No es más que por este hecho que mis gustos siempre hayan sido por las criaturas marinas, las playas en vez de montañas, el sol en vez de la lluvia, el agua antes que cualquier otra cosa, el pescado como mi comida favorita.