El brillo en tus ojos me dice que estoy contigo, la conexión universal de almas gemelas se activa, cada vez que el reloj dual de la muerte y de la vida me lleva a tu encuentro. ¡No sé qué pensar!; ¿será tu cuerpo el mío o es mi alma sustituta que invade tu cuerpo?

La morada elegida por nuestro padre está muy distante, y la arremetida de los sucesos terrenales nos separa cada vez más y más. ¿Qué podemos hacer?... ¿Será corta nuestra vida o tu cuerpo resistirá menos que el mío?... ¿Por qué somos iguales?

El vacío del pensamiento me lleva a la inocuidad, y la aparente apatía de vivir bajo las leyes no es casualidad; me resisto a existir, conociendo que algún día no te veré, y vuelvo a estar engañado.

La mitad de lo que está en el medio de lo que nos separa es evidente, es “La Matrix”, esa misma que nos creó y nos separó, tú vives pero nunca mueres, yo vivo pero no existo.

Así que tú aquí, mi alma gemela, no eres tal, porque el alma no se copia, se libera; y lo que vemos hoy frente a nosotros no es más que una mentira, una vil mentira. Perderé mi tiempo dándole la vuelta al mundo buscándote, para no encontrarte, y así, se me irá mi existencia humana; libre de presagios y diatribas, porque al final solo terminaré estando contigo luego que venga “La bola de fuego”, esa que acortará nuestras distancias, y quemará este suelo y este cielo, que es nuestra cárcel.

Resiste y existe, huye pero no mueras, recuerda que cuando miré a tus ojos brillaron, y lo que está detrás de tus ojos es luz, es vida, es galaxia. Algún día nos abrazaremos, celebrando que no estamos en “La Matrix”, y que ese día no será día porque no habrá tiempo, solo espacio, solo infinito, solo tú y yo, mi alma gemela.