Neuronas que Oscilan en Sintonía
Los estados subjetivos se caracterizan por ser privados -solo yo percibo lo que captan mis sentidos- e incomunicables, ya que no hay forma de acceder a lo que perciben los demas. Para romper esta cascara, Francis Crick (el que descubrió la la doble hélice de ADN) y su colaborador, el neurocientífico Christof Koch, intentaron localizar las neuronas que se activan cada vez que una persona experimenta una sensación. Aunque no hallaron ninguna región encargada de procesar todos los datos de los que tomamos conciencia, si constataron que las señales eléctricas emitidas por distintas neuronas parecian oscilar en sintonía. En 1990, Crick y Koch propusieron que estas sincronizaciones daban origen a la conciencia. Sin embargo, seguía sin haber una explicación sobre la manera en que se generan nuestros elusivos e inmateriales estados de autoconocimiento. Otro camino de investigación se fue abriendo a medida que aumentaba la potencia de las computadoras. El filósofo norteamericano Daniel Dennett es uno de los principales exploradores de lo que significa algo más que una simple metáfora entre cerebro y computación, tal como expone en su libro Dulces Sueños: "La mera existencia de las computadoras es una prueba cuya influencia ha sido innegable: existen mecanismos -mecanismos racionales y en absoluto misteriosos que funcionan según principios fisicos tan conocidos que forman parte de nuestra rutina- responsables de muchas de las competencias que solían atribuirse solo a la mente". Si un conjunto de transistores es capaz de emular el pensamiento humano para hacer operaciones, ejecutar procesos o almacenar datos, por que no considerar que son equivalentes a las neuronas?
Engaño Comparable a la Función de un Ventrilocuo
Este planteamiento, en termino, supone considerar que no hay ningún misterio por resolver. La conciencia no sería más que una ilusión de la actividad bioquímica: el problema difícil se resolvería por la disolución de los estados mentales. Según Dennett, no solo los robots pueden ser conscientes -aunque una maquina de esas caracteristicas costaría demasiado-, sino que nosotros mismos somos robots. Michael Graziano, neurocientífico de la Universidad de Princeton, se ha tornado en serio in propuesta de Dennett y ha desarrollado su propia teoría. En su opinión, el cerebro crea un modelo para controlar el proceso de atención -es decir, la selección de estimulos en función de su importancia - y le atribuye propiedades casi mágicas, lo que llamamos estados mentales. Podría compararse con la función de un ventrilocuo, cuando nos quiere hacer creer que un muñeco tiene personalidad. Pero además, dicho modelo también sirve para predecir lo que ocurre en la cabeza de los demás. Tal como explica Graziano, "no hay impresiones subjetivas, solo información en un dispositivo que procesa datos". No todos están de acuerdo. Por ejemplo, el filósofo John Searle, de la Universidad de California, en Berkeley, lleva decadas defendiendo que la conciencia sí existe y es un producto biológico nacido de la actividad neuronal, aunque irreducible a ella. Para denunciar los excesos y pretensiones de la inteligencia artificial, propuso este experimento mental: un hombre encerrado en una habitación recibe unos símbolos en chino y, tras manipularlos usando una serie de reglas, emite otro grupo de signos como respuesta. Y a pesar de no saber lo que ha hecho, podría tener sentido. Es la tarea que realiza una computadora, pero no equivale a entender significados, argumenta Searle. La comprensión solo esta al alcance de seres conscientes: las computadoras, como máximo, emulan e imitan. Este planteamiento nos deja sin embargo en el inicio: ¿de que manera un sistema físico crea esos estados subjetivos?
Imagen: "El Libro de mi vida"- Gaby Herbstein