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Todos en alguna oportunidad durante nuestra infancia hemos sido asombrados con los diferentes cuentos o fabulas, que nuestras madres nos contaban antes de dormir. Uno de ellos que siempre recuerdo era la fábula “El día que llovieron morocotas” El término morocotas se le da a las monedas de oro antiguas. Pues cuenta la leyenda que en un pueblo un día llovieron morocotas. Claro que aun cuando sea una fábula, a cuantos no le gustaría estar en un lugar donde se pueda producir un suceso igual. Y qué tal que no sean Morocotas sino auténticos diamantes.

Suena tan alocado como esa fabula pero si existiera tal lugar ¿Te gustaría estar?. Seguramente no me respondes porque en tu mente es imposible que tal lugar exista. Pero imaginemos un poco más un lugar donde literalmente llueven diamantes, sería tan normal como ver a la lluvia caer. Igual que en la fábula de “El día que llovieron Morocotas” estos generarían un caos tremendo. Nadie saldría a trabajar porque todos fuéramos ricos y seguramente montaríamos algún negocio, pero no encontraríamos ningún trabajador puesto que ellos también tendrán diamantes así que el pueblo o ciudad se colapsarían. Todos suenan hipotético pero si te digo que ese lugar pudiera realmente existir.

Cuando hablo que existir no quiere decir que suceda aquí en la Tierra y creo que debemos dar gracias a Dios de eso, pues que seguramente no existiera la vida. Esos eventos son hipótesis científicas de lo que puede estar pasando en el Planeta Neptuno el más alegado y uno de los más grandes y helados de nuestro sistema solar.

Nadie por supuesto lo ha confirmado pero las lecturas químicas y físicas del planeta sugieren que tal evento ocurre con cierta regularidad. Al estar tan lejos del Sol recibe muy poco calor, su temperatura superficial es de -218° C (55 K). Aun así el planeta parece tener una fuente de calor, el cual se piensa que puede ser remanentes del calor producido durante la creación de la materia durante la creación del mismo Planeta. Esta fuente de calor interno produce potentísimos sistemas climáticos en torno al planeta. En 1989 Voyager 2 descubrió la gran mancha oscura, que es un gran huracán tan grande como la Tierra y sus velocidades llegan a los 2000 kilómetros por hora. En la profundidad del planeta se dan las condiciones idóneas para que los átomos de carbono se combinen en cristales, liberando calor en el proceso. Esta hipótesis plantea la posibilidad que en Neptuno lluevan literalmente Diamantes.

Claro que la oportunidad de darse un paseo a Neptuno no parece ser tan sencilla, puesto que se encuentra a 30.1 UA (Unidades Astronómicas) además que tanto el clima como las condiciones químicas que producen hipotéticamente los diamantes son letales para nuestros cuerpos. Así que es muy probable que la hipótesis no sea confirmada hasta que se mande una sonda al lugar pero al menos que consigan la forma de extraer dichos diamantes, no creo que nadie quiera invertir en un proyecto de tal magnitud.

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En el próximo post hablaremos más sobre su campo magnético, su clima y las exploraciones que se han hecho al planeta en el siglo pasado. Seguiremos investigando más sobre este extraño y apartado mundo llamado Neptuno. Feliz día hasta un próximo post.