La Vida después de la Amputación. /@julioromero

El tipo de amputación.

La condición de la extremidad restante.

Si se puede usar una extremidad protésica.

La edad de la persona.

Su salud previa a la lesión.

Otras lesiones sufridas al mismo tiempo que la amputación.

El efecto emocional y psicológico en la persona.

Esta sección proporciona una descripción general de los efectos más comunes de la amputación.

Los efectos físicos inmediatos de una amputación pueden parecer obvios. Por ejemplo, la pérdida de una pierna evitará que una persona pueda caminar sin algún tipo de ayuda. Sin embargo, tal es el cambio dramático en el cuerpo de una persona, hay muchos otros efectos físicos que pueden afectar la vida de un amputado.

El efecto principal de una amputación de miembro inferior es la reducción de la movilidad de esa persona, lo que significa que no podrá caminar como lo hizo antes de la lesión o la cirugía. En la mayoría de los casos, después de una atención y rehabilitación suficientes, la persona lesionada podrá usar una prótesis. Mientras tanto, la pérdida de una extremidad superior también afectará la movilidad lo más probable es que afecte el equilibrio de una persona.

Esto puede hacer que la persona lesionada sea propensa a caídas o colisiones con objetos y personas. Aunque por lo general no requieren una silla de ruedas, su movilidad y agilidad pueden verse negativamente afectadas, especialmente en las primeras etapas después de la lesión. Después de que alguien haya sufrido una amputación, es probable que las actividades básicas de la vida diaria se vuelvan mucho más difíciles, o tal vez incluso imposibles. Las tareas previamente sencillas, como la preparación de alimentos o las tareas domésticas, pueden convertirse en un gran desafío, y la persona amputada puede verse limitada en las actividades que puede realizar sin ayuda. Muchas de estas son tareas que a menudo damos por hecho, como vestirse, lavarse o ir de compras. Los amputados de la extremidad superior que han perdido la mano o el brazo dominantes tienen muchas probabilidades de tener dificultades para completar tareas que requieren destreza manual, y para compensar esto deberán aprender a usar su miembro previamente no dominante. Por ejemplo, una transferencia de habilidades especialmente exigente sería aprender a escribir con la mano más débil.

Un amputado puede sufrir de dolor en el muñón o en el miembro fantasma, o incluso ambos. El dolor de tocones se siente en la parte restante de la extremidad lesionada, y la fuente de este dolor se encuentra en los grupos de nervios dañados en el sitio de la amputación. Mientras tanto, el dolor del miembro fantasma es una condición muy extendida que afecta hasta el 80% de todos los amputados. Se refiere a la sensación de dolor que siente una persona lesionada en su miembro perdido. La palabra fantasma de ninguna manera significa que el dolor no existe, es demasiado real para la persona que la padece, pero la fuente del dolor está realmente en el cerebro de la persona. La extensión del dolor del miembro fantasma difiere de un caso a otro. Algunas personas pueden experimentar sensaciones de incomodidad o ardor temporales y breves, mientras que otras informan niveles más crónicos de dolor insoportable. Este fenómeno ocurre más comúnmente en las mujeres, y aún más en aquellos que han perdido una extremidad superior en comparación con una extremidad inferior.

Se pueden presentar problemas para los amputados si la piel de su muñón se rompe y se abren las heridas. Tales ocurrencias pueden dar lugar a infecciones y pueden impedir que puedan hacer un uso completo de una prótesis. Puede haber un problema con el suministro de sangre y la circulación, que culmina en coágulos de sangre, o podría ser que se haya acumulado un exceso de humedad en el muñón e infecta las heridas. Desafortunadamente, tales infecciones a menudo resultan en más procesos quirúrgicos para eliminar más de la extremidad, o tal vez incluso el resto de la extremidad restante.

Una contractura muscular ocurre cuando hay un desequilibrio de los músculos en una extremidad. Los amputados de las extremidades inferiores corren un riesgo muy alto de contracturas musculares debido a la alteración repentina y drástica de su anatomía y sistema nervioso central, así como a las tensiones que soportan el peso en las extremidades inferiores. Específicamente, las contracturas son un acortamiento y endurecimiento de los diversos grupos musculares remanentes en una extremidad, y generalmente son el resultado de que la persona amputada permanece en una posición fija durante un período prolongado de tiempo, como cuando están postrados en la cama en el hogar o en el hospital. Es importante que estas contracturas se aborden mediante ejercicios de estiramiento, de modo que en el futuro se impida el desarrollo de complicaciones potencialmente devastadoras. Por ejemplo, si no se trata, un amputado puede perder la capacidad de adaptarse a una extremidad protésica, lo que a su vez significará que su movilidad disminuirá aún más.

La trombosis venosa profunda es una condición de coagulación sanguínea profunda que generalmente afecta las extremidades inferiores del cuerpo. Las personas que han sufrido una amputación de sus extremidades inferiores corren un alto riesgo de experimentar esta afección, en particular si se han sometido a una amputación quirúrgica cuando su extremidad ha sido inmovilizada y atada. Si no se trata, se puede desarrollar un efecto secundario potencialmente mortal llamado embolia pulmonar, que es donde parte del coágulo de sangre se desprende de la pierna y viaja a los pulmones de la persona.

El esfuerzo adicional requerido por los amputados para realizar muchas de las actividades rutinarias de la vida diaria puede provocar un aumento en los niveles de cansancio y fatiga. Por ejemplo, esto podría deberse al mayor esfuerzo requerido por una persona amputado de la extremidad inferior para caminar con una extremidad protésica, o simplemente por el hecho de que muchas actividades ordinarias pueden llevar más tiempo completarlas que antes. En algunos casos, los efectos secundarios del medicamento para el dolor de una persona pueden hacer que se sienta más cansado o hacer que duerma más tiempo. Además, los efectos psicológicos de la lesión y el accidente pueden perturbar el sueño de una persona y ponerlo nervioso así aumentaría más su fatiga.

Los efectos psicológicos y emocionales de perder una extremidad pueden ser extremadamente importantes, no solo en la persona lesionada sino también en las personas cercanas a ella, como su familia, amigos y colegas.

Si una persona ha experimentado una amputación traumática, los recuerdos del incidente podrían causar que sufran de trastorno de estrés postraumático u otras condiciones psicológicas similares. Los síntomas pueden incluir retrocesos, pesadillas, depresión, insomnio tropiezos, estallidos de ira y otros comportamientos desafiantes. También es más probable que una persona que ha sufrido una amputación traumática experimente el impacto emocional y psicológico de su situación más intensamente que alguien que se ha sometido a una amputación quirúrgica planificada porque no ha tenido tiempo de prepararse para la pérdida de una miembro.

Mientras que algunos síntomas psicológicos son el resultado de la lesión traumática inicial sufrida, otros síntomas pueden desarrollarse gradualmente a medida que el amputado vive con su discapacidad. Puede ser un desafío mental para una persona adaptarse a la pérdida de sensación en su extremidad perdida, o alternativamente, podría ser tan psicológicamente exigente para una persona sufrir de dolores crónicos. Como resultado, la depresión es una consecuencia muy común, tanto en las primeras etapas de la lesión como a medida que pasa el tiempo. La persona lesionada puede sufrir una sensación de pérdida en relación con la extremidad extraída, que algunos amputados han informado como similar a un sentimiento de pérdida después de la muerte de un ser querido. Puede parecer una espiral descendente, pero con la ayuda profesional y el cuidado de las personas que los rodean, la esperanza es que el amputado pueda navegar con éxito a través del ciclo de dolor de cinco etapas desde la fase inicial de negación y aislamiento, ira pasada, negociación y depresión, finalmente llegando a la etapa final de aceptación.

Después de una amputación, las personas pueden ser propensas a sufrir problemas de imagen corporal y, en particular, pueden ser conscientes de la apariencia de su extremidad lesionada. Tales problemas de imagen corporal son el resultado de la percepción interna de un amputado de su propia apariencia externa y su mayor yo, y como la imagen corporal de una persona generalmente incluye cuatro extremidades, puede ser una situación muy difícil para adaptarse. No es raro que una persona lesionada oculte consciente o inconscientemente la extremidad afectada para no llamar la atención, o por miedo a la forma en que otras personas pueden reaccionar. Estos problemas de imagen corporal tienden a no afectar a los niños muy pequeños que se han sometido a amputaciones, pero se vuelven más pronunciados desde la adolescencia en adelante.

Después de algunos malos años que pasamos por fin llega la felicidad.