Ese pequeño vicio.

     No muy alta, no muy atractiva, no muy arreglada y a su concepción un desastre en toda regla, más ante los ojos de este pequeño ser ahogado, ella era lo más cercano a la perfección que hubiera tenido el gozo de conocer, aun cuando para otros sus chistes causaban repulsión, aun cuando al verse al espejo solo existía una sensación de inconformidad, para él no había ser más hermoso, ella se había vuelto esa dosis de felicidad necesaria para seguir con su día a día, lo que le otorgaba un sentido a su vida.

     "¿Qué es si no amor?" Se preguntaba el hombre cautivado, que vagamente rememoraba cada momento a su lado como si fuera el último instante en que pudiera gozar de su presencia. "¿Que es si no gozo?" Se preguntaba mientras cohibido por el miedo y el dolor del pasado que había dejado cicatrices en su desgarrado corazón, dudaba si siquiera era capaz o siquiera digno de sentir tal plenitud.

     Perdido, en los océanos infinitos de sus ojos hallábase pues la plenitud que tanto había anhelado, entre sus labios el deseo prohibido de saborear el paraíso, en su voz se perdía como si escuchara el canto de las sirenas, perdiendo noción de la realidad misma, guiado solo por un deseo primitivo, por el instinto que impasible lo empujaba a buscarla. Asi la veia, asi la contemplaba cual efímera obra de arte, perfecta, inalcanzable, el sueño utópico, aquel maravilloso amor platónico.

     Así transcurrieron días, semanas, meses y años. El hombre se hallaba entre el dolor y el gozo, entre la pena y la dicha, entre el amor y la repulsión. Cautivado contemplaba lo inalcanzable, incapacitado por miedo al rechazo y la inminente separación que le seguiría. Se odiaba a si mismo, se amaba a si mismo, era un tonto egoísta abrumado por cálidos sentimientos que trataba de quemar y en su pueril intento solo se iba haciendo más adicto. Adicto a su voz, adicto a sus ojos, adicto a su compañía, pues solo con ella podía sentir lo que era la vida. Por que entre tantos placeres que la tierra ofrecía, ella sea había vuelto ese pequeño vicio del cual sufría.

Fuente: Propia.