Hay tanta desolación que ni siquiera el sol se acerca para dar su despedida.
Las hojas se marchitan con la seriedad del viento que viaja desde la sabana.
He aquí el lugar, la fecha, el día y la hora en que decido decir adiós.
Adiós a la costumbre de recibir poco.
Adiós a estas horas, algunas veces malgastadas.
Adiós a los falsos halagos del entorno.
Adiós a las pesadillas.
Adiós al deber ser.
Adiós a la impotencia.
Bienvenida parte de mi libertad.
11/04/2016 6:30 pm
Kari Deflores
No admite por ahora asignar al texto el enlace con mi blog, por acá el link http://aloindio.blogspot.com/2016/04/renuncia.html
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