¡Oh! Si me dieras bendición.

in spanish •  7 years ago 

Hola queridos amigos, hoy quiero compartir con uds una corta reflexión.

No sé cuantos de uds tiene un nombre que su significado sea vergonzoso o provoque burla. Este es el caso de un personaje bíblico que solo es mencionado en dos versículos de la Biblia, su nombre es Jabes, cuyo significado es “dolor”. No se cuenta nada de manera particular sobre la vida de este hombre pero, podemos imaginar que no debía ser algo muy agradable tener ese nombre; no hay referencia de que se quejara de su nombre, ni cuanto disgusto pudo haberle ocasionado. Sin embargo, lo que si se menciona en la Biblia es una hermosa oración que este hombre elevo hacia Dios; corta, sencilla pero con mucho significado y, además dando a demostrar que era un hombre de oración entregado por completo a Dios.

E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo ¡Oh, sí me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió. 1Crónicas 4: 10

Jabes en su corta oración hace cuatro peticiones que me llamaron mucho la atención, porque allí está la esencia de nuestro diario vivir:

  1. Pidió la bendición de Dios.
  2. Que le ensanche su territorio.
  3. Que la mano de Dios este con él.
  4. Para que lo libre del mal y no le dañe.

Y luego al final del versículo el Señor responde: “… y le otorgó Dios lo que le pidió.”

Qué hermoso, como Jabes en su oración simplemente le pedía a Dios que estuviera con él a cada instante de su vida. Fue concedida su petición, porque justamente eso es lo que Dios quiere, estar a cada minuto con nosotros.

Por otro lado, encontramos en la historia del Rey Salomón. Dios se le apareció en sueño y le preguntó qué era lo que quería; Salomón sin pensarlo mucho pidió un corazón entendido para discernír entre lo bueno y lo malo e inteligencia para oír juicio. Dios muy agradado de su respuesta le concedió un corazón sabio y entendido y, además le dijo que si estuviera fiel en sus caminos guardando sus estatutos y mandamientos le daría largura de días.

Las bendiciones de Dios están al alcance de nuestras manos y, Dios está dispuesto a concedérnosla, solo debemos caminar con él, amarle y obedecerle.

El mismo Rey Salomón en Eclesiastés 12: 13 dice:

El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

Hoy te invito a comenzar esta semana caminando con Dios, para que pueda disfrutar de la bendiciones que él tiene reservadas para ti, y también puedas compartirla con otros.

Dios te bendiga grandemente

Artículo original de:

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