Carta de Presentación

Hace unos años, antes de incluso saber que páginas remotamente parecidas a estas existían, la idea de ser escritora ya estaba paseando por mi cabeza. Era una idea que me excitaba y me aterraba en partes iguales, veía en ello un universo de posibilidades, y en la ingenuidad de mi adolescencia pensé que adentrarme de lleno en la carrera sería algo bien aceptado por mi familia y amigos cercanos. Nada más lejano de la realidad, cuando empecé a proyectarles mis deseos de meterme en el mundo de la escritura. Desde burlas hasta consejos con verdadera preocupación sobre irme por una carrera más estable y segura, formaron parte del repertorio de desaprobación familiar. Sólo unos pocos individuos apoyaron mis anhelos con sincera confianza en mis aptitudes y talentos. Sin embargo, no fue suficiente, ya la semilla de la duda había sido plantada en mi interior.

Por algunos años estuve buscando una meta que me asegurara un futuro próspero y libre de preocupación. Fueron años llenos de duda e incertidumbre, hice todo lo que me recomendaban y pedían, asegurándome a mí misma, que solo ver las expresiones de felicidad en los rostros de mis seres queridos era más que suficiente. Me conformaba. Y aunque ver lo feliz que hacía a los demás me entregaba cierto tipo de satisfacción, no me daba suficiente alegría, sentía que podía estar haciendo más, no por los demás, sino por mí. No obstante, había entrado en una burbuja de total monotonía, que ya salir de mi zona de confort se me dificultaba en niveles desproporcionados, y a pesar de que cada vez que me obligaba a sentarme frente al escritorio a redactar algunas palabras me otorgaba total placer, al otro día lo único que hacía era poner excusas para no volver a hacerlo y posponerlo para después.

Para bien, siento yo, hubo un momento en el que simplemente me cansé de todo, de las excusas, de la monotonía, de la conformidad y la complacencia, de no ser yo realmente. Me cansé de ser lo que otros querían que fuera. Y fue duro. Cuando te metes tanto en una rutina, en realidad es complicado salir de ella, quieres hacerlo, pero sientes que te agarra del cuello y te aprieta. Es justo en ese momento que sientes cierto remordimiento, sientes que tal vez, todo lo que te dijeron desde joven es cierto y que te estás metiendo en el camino equivocado. Decides entonces, regresar a esa actitud de complacencia, y la culpa vuelve, culpa porque otra vez te estás alejando de tu verdadero yo. Así que lo intentas otra vez.

Es cansado y no es un proceso fácil, aún lidio con él. Pero siento que cada vez me fortalezco más y más, y mi enfoque se hace más estable. Me hace feliz ser quién soy y a pesar de que antes era un sentimiento que me hacía sentir egoísta, hoy me hace sentir orgullosa. Veo mi futuro cada vez más claro. No necesito que nadie me diga cómo ser exitosa, en mi opinión, el éxito no te lo puede imponer nadie más que tú mismo.

Steve Jobs dijo que la única forma de tener éxito era ser bueno en tu trabajo, y la única forma de ser bueno en tu trabajo era amándolo. Yo le creo. Siento que el éxito va más allá de tener un buen ingreso económico. A mi parecer el éxito viene cuándo vives una vida integral, llena de emociones y rodeada de personas y cosas que ames, que te apasionen e inspiren, con tanta felicidad y alegría como sean posibles y tristeza cuando el momento sea el indicado. No sé si estoy errada, soy joven y todavía quedan en mi camino muchas piedras con las que me voy a tropezar, pero si de algo tengo la seguridad es de que tendré la voluntad para levantarme.

Esta es mi experiencia personal como escribiente, no sé si hay algún escritor que se sienta identificado de alguna forma. Si lo hay, será genial saber que no estoy tan sola y si no, sabré lidiar con ello.

Creé este perfil no con la idea de escribir sobre mí, sino de dar a escuchar otras voces. Sin embargo, sentía que era una adecuada carta de presentación.

Espero que de alguna forma hayas conectado. Si ha sido así, por favor, permíteme saberlo.

Con amor,
-Robin

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