El pensador y escritor Melampo en el año 630 d.C, al respecto de un comentario hecho a unos tratados de Dionisio de Tracia, declaró:

"Etimología es la desmembración de las palabras, mediante el cual se aclara la verdad”.

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Tras muchas aplicaciones, usos e interpretaciones históricas en diversas lenguas y doctrinas académicas, el origen etimológico de esta palabra se mantiene vigente pese a su traslación del griego al latín, dejando un compuesto de dos palabras, a saber: etymos, cuya traducción literal es “verdadero”, y logos, que significa “tratado” o “estudio”.

Ahora, es necesario dispensar en la idea de que este término nace como un cultismo introducido por filósofos, científicos y pensadores de la época, en busca de expresar ideas que no poseían una palabra que sirviera para expresar lo deseado dentro del lenguaje cotidiano que solía emplear el vulgo. Es por esta razón que podemos interpretar libremente el sufijo “Logos” como “Palabra” (variante en la traducción), en vez de “Estudio”, a fin de acertar con la idea de los pensadores.

Partiendo de esta desmembración, comprendemos el término como “verdadera palabra” o, siendo racionales en la expresión de la idea y considerando la abstracción del sufijo empleado “ía”, podemos definir “etimología” como la “cualidad de la verdad de la palabra”. Definición que cobra más fuerza al vislumbrar que el término étimo, que deriva de su raíz griega “etymos”, se define libremente como “la palabra de la que procede un vocablo”.

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Entonces, a expensas de este recuento histórico de las etimologías, es necesario comprender que las mismas han servidos como recursos taxonómicos en vista de la evidente utilidad en las aplicaciones del “cultismo” en términos de ciencias y salud.

En Medicina no escapamos de esta realidad, y muchas de las palabras que se usan para expresar ideas filiales al área de desempeño parten de éste agregado filosófico. Evidentemente, el término “etiología” tiene también su curioso origen.

Naciendo de su raíz griega “aitología”, podemos desmembrar la palabra para obtener su definición verdadera. El prefijo “aito” (o “aitia”, originalmente) que expresa “causa” o “razón de”, la palabra “logos” en donde haremos la misma variante aplicable en la traducción para definirle como “palabra” o “expresión” en vez de “tratado” o “estudio”, y el sufijo “ía” que aplica la misma abstracción de “cualidad”. Si bien su inclinación en términos de medicina no se aprecia a simple vista, esto se explica con el hecho de que la palabra no se enclaustra solamente en términos de la salud.

La “etiología” en cátedras como la filosofía, biología, derecho penal, física y psicología sencillamente se refiere a “la causa de los fenómenos”. No obstante, y debido a su amplia utilidad dentro del campo, su uso en la medicina le brinda una definición un tanto más genérica, que identifica más el término de manera universal refiriéndola como “la ciencia centrada en el estudio de las causas de las enfermedades”, conocida también como la patogénesis, u “origen de la enfermedad”.

La etiología es, por tanto, la ciencia centrada en el estudio del origen de las enfermedades.

Los tipos y modelos dentro de la etiología se refieren de manera directa en la clasificación de la etiopatogenia. Los elementos que determinan el desarrollo de una enfermedad son el agente, el huésped y el medio ambiente. La concurrencia entre estos tres elementos trae como desenlace la formación de la patología. La etiología se centrará en aglomerar según las causas de ese desequilibrio a fin de clasificarlas y facilitar su estudio.

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Como ejemplo de estos tenemos las enfermedades endógenas, que parten de las alteraciones propias de la fisiología del huésped, como lo son las enfermedades metabólicas, inflamatorias, genéticas, degenerativas, autoinmunes y congénitas. En cambio, las enfermedades exógenas son aquellas cuya causa se le atribuyen a la acción del agente sobre el huésped, como ocurre con las enfermedades infecciosas, parasitarias, venéreas, tóxicas y alérgicas.

Existen también enfermedades cuya atribución puede darse directamente al efecto del ambiente y el agente en conjunto sobre el huésped, causando lesiones por causas externas, profesionales, mecanoposturales o simplemente ambientales. Y están las más subjetivas, que abarcan un campo un poco más extenso, siendo las de la causa multifactorial, como las enfermedades del desarrollo, las neoplásicas, idiopáticas y psicosomáticas.

Los modelos más primitivos de historias médicas ya hacían partícipes al paciente dentro del récord clínico al interrogarle sobre las posibles causas de sus dolencias. Es una práctica que el mismo Hipócrates empleaba. No obstante, su desarrollo como ciencia tardaría un poco más, hasta los tiempos de Pasteur y Bernard, en que ambos científicos buscarían determinar si las causas eran únicas (postura de Pasteur con su patogénesis basada en gérmenes y microbios) o multifactoriales (postura de Bernard al defender el medio interno, y la alteración de la homeostasis mediantes la correlación de factores ambientales, internos y externos.

Finalizando ya el siglo XIX, sería Robert Koch quien incluiría la primera definición de Etiología Clínica dentro de sus tratados. No obstante, los constantes avances y progresos dentro de la academia médica permitirían que, entrados ya en el siglo XX, se determinara que las causas de las enfermedades son multifactoriales, no enclaustrándose solamente en orígenes aislados, sino en una constante correlación de la pirámide del ambiente, agente y huésped, cuyo equilibrio permite el estado de salud.

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Bibliografía

• Introducción a la Patología. José Hurtado de Mendoza. La Habana, 2004.
• ¿Qué es la etiología? Artículo de Oscar Mimenza. 2018.
• Todas la imágenes adquiridas de PixaBay.

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Me causó curiosidad hablar sobre etiología, una ciencia poco discutida en estos campos de la Blockchain. Aprovecho de anunciar mi regreso al blog, y que iniciaré una serie de Pediatría, repleta de información diaria para aprendizaje y discusión académica.

Non omnis moriar