Estudios recientes determinan un aproximado de 800 millones de casos en el mundo de parasitosis por el helminto (gusano) Trichuris trichura, conocido también como Tricocéfalo por sus características anatómicas:
Trico: Pelo o Cabello, en griego. Céfalo: Cabeza, en griego.
Si bien estos casos registrados se representan en su mayoría por infecciones asintomáticas, existen dos realidades que hacen despertar el interés clínico respecto al tratamiento y prevención de esta patología: la prevalencia más alta de esta enfermedad se registra en pacientes pediátricos en la edad escolar (de 5 a 10 años), y en infecciones masivas presenta diarreas crónicas y disentéricas (con moco y sangre característico), lo cual genera a su vez anemia, dolor abdominal intenso, prolapso rectal y tenesmo.
En consideración de estas implicaciones, inducimos la relevancia del estudio de este tema al campo de investigación,y presentar su teoría junto a un curioso caso de Trichuriasis Masiva en un paciente adulto.
Trichuriasis
Macho de Trichuris trichiura.
Imagen microscópica obtenida de "Parasitologíaenmicro" con fines académicos.
Los helmintos se caracterizan por su forma alargada, a modo de lombriz. Este nematodo es cosmopolita; no obstante, su mayor prevalencia en regiones tropicales, húmedos y lluviosos. Como todo parásito, aumenta su incidencia a medida que aumentan los niveles de pobreza, malnutrición, y disminuye la salubridad y buen manejo de los alimentos.
Al ser un parásito con clínica intestinal, es fácil determinar que allí será su objetivo en donde alojarse al infectar. La hembra (vista en la ilustración de arriba), se localiza en el Ciego (porción del intestino grueso) y deposita hasta 20mil huevecillos cargados de crías al día. Estos huevos son expulsados por las heces, y de allí empiezan a segmentarse para realizar un proceso de embriogénesis que puede durar entre 15 a 30 días; pudiendo sobrevivir en esa fase por años.
La lombriz adulta, ya desarrollada y habituada en el intestino humano, mide aproximadamente 4 centímetros de largo, y presenta dos segmentos: uno anterior, delgado, y otro posterior más grueso (evidenciable en la imagen). Con un tercio anterior permanece adherida a la mucosa intestinal, y su porción caudal queda libre para defecar, copular y liberar los huevecillos en la luz intestinal.
Hembra de Trichuris trichiura.
Imagen microscópica obtenida de "Parasitologíaenmicro" con fines académicos.
Así, podemos hacer una imagen visual de la lesión causada por los tricocéfalos al penetrar la mucosa intestinal, causando un traumatismo mecánico que se traduce en inflamación, edema y hemorragias petequiales. A medida que aumenta la cifra de parásitos adheridos al intestino, aumenta la clínica y la gravedad de la infección.
La anemia hipocrómica es explicada, no solamente por la hemorragia, sino también por la alimentación hematógena parasitaria (aunque esta no sea su único medio de alimentación). No obstante, uno de los signos clínicos de mayor trascendencia en casos pediátricos es la detención del crecimiento del niño, clínica que aumenta en incidencia a medida que aumenta la cantidad de nematodos parasitando al paciente. Para este signo existe muchas especulaciones, pero aún no existe a ciencia cierta una respuesta de por qué ocurre esta manifestación fisiopatológica.
Clínica
Entendida la patogenia de la enfermedad, podemos entender una formula clínica simple:
La sintomatología es directamente proporcional a la cifra de parásitos en cuerpo.
Por lo que si la parasitosis es leve, también lo será su clínica, presentándose casi siempre de manera asintomática. Mas son los niños que poseen este parásito sin saberlo, que los que manifiestan algún signo del mismo.; de hecho, suelen hallarse de manera accidental al encontrar los huevecillos en el examen coproparasitoscópico.
En cambio, y en virtud del mismo enunciado, cuando hablamos de parasitosis masivas, el paciente cursará cuadros característicos de diarrea con crisis disentéricas de repetición (moco y sangre, moco y sangre...), sumados a tenesmo, meteorismo y prolapso rectal en donde, incluso, se ha logrado visualizar algunos parásitos adheridos a la piel del recto prolapsado.
Todo esto agrega, principalmente en los casos pediátricos, graves cuadros de anemia hipocrómica, deshidratación, náuseas, debiliad, fatiga y vómito; además de detención del crecimiento y deterioro del rendimiento escolar.
Diagnóstico
Imagen microscópica obtenida de "Parasitologíaenmicro" con fines académicos.
No es difícil imaginarse a estas alturas que el diagnóstico se compartirá en tres factores: clínica, epidemiología y laboratorio.
Es una realidad en medicina la frase de "la clínica habla", al hacer mención de la preminencia de los signos y síntomas como métodos diagnósticos por encima de laboratorio y epidemiología; sin embargo, cuando hablamos de parasitosis esto suele tornarse un poco subjetivo. Principalmente por el hecho de que en cuadros leves y moderados no suele haber gran manifestación clínica y, segundo, porque algunos de los signos suelen parecerse al de otros parásitos.
Es por eso que los métodos coproparasitológicos de diagnóstico son ideales en estos cuadros, a fin de determinar la presencia de los huevos del parásito en las heces y, por consecuencia, en intestino. Los demás métodos serán obviados por considerar innecesarios de mencionar en este estudio.
Tratamiento
El tratamiento farmacológico por excelencia para esta clase de parasitosis son los Benzimidazoles.
La ingesta de Mebendazol de 100 mg dos veces al día, durante tres días, es un tratamiento aplicable para todas las edades.
También se prescribe Albendazol a dosis de 400 mg por día, durante tres días y también Flubendazol 300 mg, por día y durante dos días, o bien 500 mg a dosis única.
Aún los tratamientos consisten en antielmínticos específicos que actúan de forma lenta, inhibiendo la captación y utilización de glucosa de parte del gusano. Los mismos demoran 4 días en eliminarse por vía fecal una vez muertos.
No se recomienda usarlos en embarazadas.
En consideración de la epidemiología, la profilaxis consiste en corregir los descuidos higiénicos en el ámbito personal, y mejorar el manejo de alimentos, el saneamiento y preparación de los mismos.
CASO CLÍNICO DE TRICHURIASIS MASIVA EN PACIENTE ADULTO.
Así como la clínica habla, la revisión detallada de casos clínicos nos facilita la ilustración mental de toda la teoría antes aplicada. Esto lo digo como estudiante, que me veo en la necesidad de refrescar vez tras vez los conocimientos investigando respecto a historias de las enfermedades para asentar mis ideas sobre el estudio.
Es por esto que, en aras del estudio personal y el beneficio de la comunión científica que este espacio nos permite, publicaré un caso clínico obtenido de parte de una Revista Médica Costarriquense en la cual seis médicos buscaron cuatro casos clínicos con manifestaciones características e interesantes para el estudio.
Caso Clínico
Paciente masculino de 16 años de edad, soltero. Ingresó el 26 de Julio de 1966 al Hospital San Juan de Dios. Antecedentes de diarrea casi continua desde la edad del año y medio con deposiciones abundantes, líquidas, en número de 10-20 al día, color café, con períodos de calma de 2-5 días, unas 15 veces al año, épocas en que las deposiciones eran blandas, en número de 3-5 al día, y además dolores cólicos abdominales, astenia y pérdida de peso.
Antecedentes familiares.
Sus hermano: Parasitosis intestinales.
Antecedentes personales:
Deplorables condiciones socio-económicas.
El examen físico reveló déficit somático, intelectual, ponderal y sexual.
Peso: 54 libras; talla: 133 cm; T.A: 90/60; pulso lOO/minuto; Temperatura 36.89C.
Normocéfalo, caries dentarias, delgado, cuello normoconfigurado, tórax simétrico con exploración cardiopulmonar normal. Abdomen blando, depresible, moderadamente doloroso en toda su extensión, sin masas ni esplacnomegalias.
Los análisis de laboratorio revelaron:
Proteínas totales de 5.7 g% con albúbina 2.8 g% y globulinas 2.9 g%, orina, fasfatasa alcalina, fósforo inorgánico, SGP-T, SGO-T, V.D.R.L. y calcio normales. Protrombina 67%. Hemoglobina 9,2 G%; Hto. 34%, leucocitos 6.450 con eosinofilia de 26% y anisopoiquilocitosis.
En una prueba de D-xilosa se recuperó el 22.98% de la dosis dada.
El recuento de huevos de tricocéfalos demostró 133.800 por gramo de heces.
Serie gastroduodenal y tránsito intestinal con bario fueron normales.
Una radiografía de tórax normal.
Tres rectosigmoidoscopías fueron revelando la mejoría; en la primera había áreas de unos 10 mm. de diámetro en la mucosa ulceradas, sangrantes y abundantes parásitos blanquecinos que tapizaban
toda la mucosa (de 15 x 0,3 mm.).
La biopsia tomada reveló "mucosa rectal con inflamación crónica. Tricocefalosis". La última rectosigmoidoscopía fue normal.
El tratamiento fue Furoxona 400 mg. diarios durante 10 días. Enemas de 600 mg de Netocyd en 500 ce. de agua, para retener, uno diario durante 3 días. Enemas de Exilresorcional para retener uno cada 48 horas número 3. Dieta sin gluten.
El curso fue afebril y según fue mejorando de su diarrea, fue ganando peso. Al final presentaba una o dos deposiciones al día, duras, de aspecto normal.
El peso durante el egreso fue de 64.5 libras."
Referencias
- Alvarez CR. Trichuriosis. En: Facultad de Medicina: Manuales Departamentales, Parasitología, fascículo IV. Depto de Microbiología y Parasitología, Facultad de Medicina. México DF: Edic
UNAM, 2002: 109-111. - Alvarez A, González M, Puga R, Bidot C. Prevalencia del parasitismo intestinal en niños supuestamente sanos. Valoración de su inmunidad humoral. Rev Cub Med Gen Integr 1993; 9: 220-224.
- Vázquez TO. Antiparasitorios: tricocefalosis. En: González SN, Saltigeral SP eds. Antimicrobianos, antivirales, antiparasitarios, antimicóticos e inmunomoduladores. 5a ed. México DF: McGrawHill,
2001: 230-253.
Referencia del Caso Clínico
- Miranda, M. y cols. Acta Médica Cost. 11 (I) 79 . 86; 1968.
Tricocefalosis masiva en el adulto: Informe de cuatro casos clínicos.
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