EDUCACIÓN MUSICAL EN CASA

Según el Diccionario de la RAE, cuando habla de educación hace referencia a la acción y efecto de educar, es decir, se desarrollan las facultades intelectuales del niño o del joven por medio de ejercicios, ejemplos, preceptos, etc. Por consiguiente, cuando se educa a un niño-niña se hace con un propósito, con metas planteadas, con objetivos claros, hacia dónde se debe caminar, así mismo, porque en la misma legislatura contempla de que la educación es un derecho que tiene cada niño-niña, joven y es un deber que tenemos cada uno de los padres, representantes, maestro y todo adulto responsable con los hijos.

Sabemos que la primera educación comienza en el hogar, desde que nacemos aprendemos de nuestros primeros modelos (padres) o algún otro familiar que conviva en casa (abuelos, tíos). Allí, vamos procesando los hábitos, valores y estilos de vida de nuestra familia, es decir, nuestra primera escuela.

Pero cuando hablamos de educación e incluimos la palabra música en la oración, muchos padres le dan el mando al profesional en la materia, y es comprensible porque no todos manejan este idioma, no todos perciben la música “de manera especial” (como dice una alumna de tercer grado) y yo le complemento de que no estń sensibilizados hacia la música, es decir, sólo escuchan las canciones o la música tal porque es la que está de moda o porque son bonitas.

Por cuanto, como mamá y maestra de música, la educación musical en el niño-niña se puede inculcar, desarrollar o cultivar desde casa por sus padres. Ya ésta comienza cuando la madre o el padre canta o arrulla al niño-niña desde que son bebés, al colocar música mientras se hacen las labores diarias y se le indica al niño-niña llevar el pulso cuando caminan, al recoger los juguetes al ritmo de una canción, al imitar las cualidades de cada sonido que escuchen (agudos, graves, largos, cortos, fuertes, suaves) y los distintos timbres de instrumentos o voces que se escuchen en canciones, al bailar de manera espontánea con el niño-niña, al detenerse cuando acabe la música o se escuche silencio, caminar y agacharse cuando escuche sonidos graves o agudos. Por consiguiente, todas estas sugerencias que hago a los padres, recomiendo que al ejecutarlas lo hagan naturalmente, que el niño-niña no sienta ningún tipo de presión si lo hace incorrectamente, que se tomen a manera de juego, pero un juego con intensión y así todos vivenciarán y cultivarán los elementos básicos para la iniciación en la música como el pulso, acento, ritmo, pero en casa, a su ritmo, con sus hábitos, en la dinámica diaria que cada familia tiene.