Muchas veces a lo largo del siglo 21 y por sobretodo durante esta pandemia nos hemos preguntado hacía donde nos esta conduciendo la globalización y la tecnología, si esta bien lo que estamos haciendo, la forma en que estamos viviendo o incluso si sentimos algún "llamado" de la naturaleza, tal vez el campo o tal vez un lugar más verde, todavía no sabemos con certeza si esta forma de vivir actual será viable o por cuanto tiempo lo siga siendo.

Imagínate por un minuto recorrer un sendero así en este mismo instante

Walden, La vida en el bosque

Thoreau es considerado no sólo una figura filosófica, sino también una especie de padre fundador de la literatura norteamericana.

En él, el autor del libro narra los dos años, dos meses y dos días que vivió en una cabaña construida por él mismo, cercana al lago Walden. Con su proyecto de vida solitaria, al aire libre, cultivando sus propios alimentos y escribiendo sus vivencias, Thoreau el autor pretendía varias cosas.

Por un lado, demostrar que la vida en la naturaleza es la verdadera vida del hombre libre que ansíe liberarse de las esclavitudes de la sociedad industrial. Por otro, que la comprensión de los recursos de la naturaleza, sus reglas, sus recompensas, son un camino que el hombre no debe olvidar.

Henry David Thoreau vivió más de 2 años en un lugar así

A todos nos ha dejado sorprendidos que en tan solo un par de meses el mundo entero haya cambiado tan dramáticamente debido a una pandemia, muchos lo hubiéramos considerado solo un cuento de ficción si nos lo hubiesen contado meses atrás.

Este virus expuso todas nuestras debilidades y nos hizo ver lo dependientes que nos hemos vuelto de la globalización, de la electrónica y de toda la ciencia moderna. Nos hace reflexionar si la forma de vida que estamos llevando es rentable a largo plazo, saca nuestros miedos internos ¿Tendrá solución esta pandemia? ¿Volveremos alguna vez a nuestro estilo de vida normal? ¿Qué posibilidades hay que esto vuelva a ocurrir en el futuro?

Lo cierto es que todos los que hitamos en grandes urbes somos los más expuestos tanto al propio virus como a la soledad. Es como si estuviéramos purgando la culpa de haber abandonado el ansiado campo otrora cuna de nuestros padres o abuelos. Y lo cierto es que las personas que existe una enorme diferencia entre las personas que están pasando la cuarentena en un campo cerca de un bosque o un arroyo que el que la esta pasando en una gran metrópoli.

Es muy distinto y mucho más duro para la gente que vive en las grandes urbanizaciones.

En cambio la gente que vive en el campo y del campo siente poca o ninguna diferencia en su día a día

Esto en ningún momento se trata de una critica para las personas que decidieron o les gusta más vivir en la ciudad ni tampoco quiere decir que una vida sea mejor que la otra porque de que todos vivamos en la misma zona geográfica no solo es inviable sino también imposible. Personalmente pienso que la belleza de la vida se halla en la armonía que uno mismo le da a su entorno, ya sea en una ciudad en el campo en un bosque o en el planeta Marte.

Solamente la intención va para todas aquellas personas que quisieran replantearse que están haciendo, si son felices realmente en las ciudades o si se animaran a emprender nuevamente hacia el campo y adaptarse. Pero lo único cierto es que muchas cosas cambiaran cuando la pandemia termine, tal vez sea necesario producir más alimentos o reactivar las zonas menos pobladas o incluso desplazar más a las personas para evitar aglomeraciones excesivas. También será una buena oportunidad para aquellas personas que tal vez se sientan solitarias o frustradas en la ciudad, que tenga anhelos de volver a sus orígenes o a su tierra y que puedan volver a emprender

Así se ven los campos en mi país

¿Aguantarías vivir en un lugar así y dejarlo todo atrás?

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Thoreau no es solo un contemplativo, sus actividades se centran principalmente en observación y en la comprensión de fenómenos naturales como la profundidad o el origen hidrológico del estanque, o los efectos ópticos del hielo, según el estudio fauna y flora también.

Moises Bertoni, en naturalista que dejó la ciudad

Otro de los grandes fue Moisés Santiago Bertoni, Suizo, Abandonó su Ciudad natal el 3 de marzo de 1884 ―a los 26 años de edad― en el vapor Nord América con destino a Buenos Aires (Argentina), para realizar sus ideales de vida en el Nuevo Mundo con toda su familia.

Finalmente vino al Paraguay y en 1891 fundó sobre la ribera del río Paraná, en una posesión de 12 500 ha (cinco leguas cuadradas o 125 km²), la Colonia Guillermo Tell, hoy conocida como Puerto Bertoni, la morada definitiva de la familia Bertoni.

Dos motivos fundamentales impulsaron a Bertoni a emigrar hacia estas tierras:

Realizar sus ideales anarquistas de vivir de la agricultura.
Saciar su curiosidad científica.

Vista de la casa que perteneciera a Bertoni, convertida hoy en un museo.

Ombú, Árbol nativo del Paraguay

¿Te gusta esta vista?

Tal vez sea tu momento de sembrar.

Me despido con este blog haciéndote reflexionar si te gustaría volver al campo, o como lo diría Thoreau, al bosque, tal vez este sea el momento que gaste tus ahorros y te compres unas parcelas. Si este no es el caso puedes escoger realizar plantaciones pequeñas en tu propio techo o patio. Si te gustaría que hable más de los techos verdes házmelo saber y escribiré un blog se eso ¡Muchas gracias!