En esta tierra sólo hay dos estaciones climáticas, la época lluviosa y la época de sequía, ambas son muy extremas, en la primera aproximadamente el 50% de la superficie se inunda con uno a un metro y medio de agua, y durante la segunda es tan fuerte el verano que algunos ríos desaparecen.

     La gente que aquí se encuentra es de naturaleza bondadosa y por demás trabajadora, algunos han querido tildar al apureño de flojo, pero estoy en total desacuerdo y creo que no es por terquedad o sensibilidad regionalista, si debo mencionar uno de tantos defectos que tenemos los llaneros podría decir que "creemos que lo sabemos todo cuando no sabemos nada". En contraste, el lema que nos identifica es "el llanero es del tamaño del compromiso que se le presenta", el cual me llena de mucho orgullo porque sé que es muy cierto.

     Aquí es habitual ver caminar camuflados entre los mortales a grandes artistas: por allá se encuentra en un pueblito llamado Apurito el creador de "Apure en un viaje" (tema que le ha dado la vuelta al mundo) usando unos lentes remendados con una cabuya al rededor de la cabeza. En San Fernando camina uno de los mejores compositores para orquesta, este anda desenrollando guayas de bicicletas para ponerle cuerdas a los violines de sus alumnos. Niños que han paseado por el mundo tocando en los más grandes escenarios junto a la Orquesta Nacional Infantil, andan jugando metras con los amigos del colegio. Cantantes que han ganado todo tipo de festivales de música criolla en Venezuela y Colombia van haciendo viajes con sus carros taxis. El ganador del certamen binacional Venezuela-Colombia de artistas plásticos está en una esquina esperando el transporte público. Y el otro día llamé a un amigo preguntándole cómo estuvo la gira que hizo por Japón y Corea con la Sinfónica Juvenil de Caracas y me respondió "compadre allá todo es impresionante, hasta los baños. Lo único malo es que no hay fundo".

     La comida del apureño por lo general es sencilla pero deliciosa, la carne asada por ejemplo lleva sal y nada más, acompañada por yuca sancochada con sal y nada más, en su defecto casabe y nada más. Si es pescado frito, adivinaron, sal y nada más. Pero tiene esta gastronomía minimalista la fama de amarrar tanto al visitante que muchos se han quedado a vivir en Apure por culpa de un coporo frito. Hablando de quedarse en viviendo en Apure, también he sido testigo de muchos hombres que han venido a esta región, de visita por unos días que se convirtieron en años y décadas atrapados por el encanto de una bella apureña.

     Todo lo anterior y mucho más espero compartir con los lectores en las próximas entregas de esta serie, así que se vienen grandes historias y anécdotas, hermosos paisajes, buenas canciones, deliciosos platos típicos, muchas cosas buenas. Porque seguro estoy de que esta tierra está llena de cosas maravillosas que muchos querrán conocer, su gente es una de ellas.

 

Playa a orillas del río Capanaparo junto al poblado La Macanilla, fotografía cortesía de @panchocroquer