Desde la primera vez que lo vio las cosas cambiaron, hasta ese momento ella solo había sido una mujer extremadamente tímida y consecuente con sus labores diarias. No se sabe la causa de su mudez, intuimos que nació con esa limitación, pero sabemos que fue criada en un asilo para huérfanos. Su nombre es Elisa Esposito y trabaja como personal de limpieza en una institución de investigaciones militares norteamericana. Ella, desde el principio, se sintió intrigada por sus formas, por la expresión de sus ojos y el misterio que lo envolvía. No podía dejar de pensar en lo vulnerable que se veía allí, encerrado, bajo la opresión de las cadenas que lo reducían a la posición de un simple animal cazado, de una bestia en cautiverio. Pero como en toda historia de amor Elisa veía mucho más en él.

Él desde que llegó sintió su presencia amable, muy distante y diferente a la vileza propia de sus captores. Muy poco conocemos de semejante criatura. Su forma humanoide contrasta con los rasgos anfibios de su ser. Su piel se deshace en escamas que recubren los tonos azul y verde del cuerpo. Sus branquias se abren y cierran al mismo tiempo que su boca emite un chillido estruendoso y agudo. Aletas, membranas y pezuñas terminan de dar forma a la inusual y grotesca figura. Él, ve en ella una mano atenta y desinteresada, la única alma en ese espacio capaz de mirarle sin juzgarlo, capaz de sentir algo real y tangible por él, algo tan noble y puro como el amor. Él sabe que ella es distinta, que aunque ella no esté encadenada por tener branquias, está tan sola como él.

La forma del agua (2017) es una película del director mexicano Guillermo del Toro. Narra la historia de una mujer muda que labora como personal de limpieza en una base militar científica de los Estados Unidos de América. Un día a la instalación llega una criatura capturada por el coronel Richard Strickland (Michael Shannon), con la cual planean realizar experimentos y así poder utilizar sus habilidades en contra del Gobierno de Rusia. Es la época de la guerra fría. La mujer, Elisa Esposito, comienza a sentir curiosidad por conocer de la criatura y después de tomarle cariño decide ayudarlo a escapar.

Guillermo del Toro es un director con un estilo muy particular que lo define como cineasta. Sus Monstruos y criaturas son un componente recurrente en sus obras, así como el uso de muchas imágenes coloridas y sobre situaciones literarias o poéticas. Películas como el Espinazo del diablo (2001) o la aclamada El Laberinto del Fauno (2006) son una muestra de sus obras. Indudablemente estos filmes guardan muchas similitudes con La forma del agua. Es un estilo bastante marcado.

En entrevistas recientes Del Toro señaló que desde niño soñó con un final diferente para una de sus películas favoritas: El monstruo de la laguna negra (1954). Él siempre quiso que Julie Adams (1926) la protagonista del clásico quedara junto al monstruo como pareja. Este deseo de unión fue la inspiración de esta extraña historia de amor entre Elisa y la criatura raptada en La forma del agua.

La historia no es particularmente novedosa, es una que ha sido contada muchas veces, E.T. el extraterrestre (1982) es un ejemplo clásico. Siempre se ha dicho que todos los temas posibles en la literatura y luego en el cine ya han sido tocados: el amor, el odio, la venganza, el rescate, el viaje del héroe, etc. pero lo importante no es el tema sino la forma en que se cuenta. Sería mezquino de mi parte no admitir que el trabajo de Guillermo del Toro al dirigir esta película es fantástico. En este momento es uno de los directores con mayor capacidad simbólica e interpretativa.

La forma del agua es una película protagonizada por Sally Hawkins (1976) en el papel de Elisa Esposito quien hace una excelente actuación durante toda el filme sin necesitar pronunciar una sola palabra; Michael Shannon (1974) como Richard Strickland, un coronel del ejército que desempeña eficazmente el papel del villano y quien al final de todo resulta siendo el verdadero monstruo de la historia; Richard Jenkins (1947) como Giles, un vecino de Elisa y un aparatoso compañero de aventuras; Octavia Spencer (1970) como otra mujer de limpieza y única amiga de Elisa; y Doug Jones (1960) es el hombre que da vida a la criatura, un especialista en este tipo de papeles y un colaborador asiduo de las películas de Del toro. Las actuaciones están muy bien logradas, es uno de los aspectos más sólidos de la cinta, sobre todo en lo que respecta a la protagonista y el villano.

La película es una historia de amor en mi opinión muy extraña. Como espectador soy capaz de reconocer la gran puesta en escena de la película, el maravilloso empleo de la simbología que envuelve cada parte de la cinta, las excelentes actuaciones y lo estupendamente poéticas que son muchas de las escenas del filme. Pero hay cosas en la historia que nunca terminaron de gustarme y algunas partes que fueron un tanto grotescas para mi gusto. El desenlace de la historia fue un poco atropellado y bastante confuso. También hay partes de la historia que nunca se resuelven o no se terminan de explicar, imagino porque no hubo la intención de hacerlo. Creo que el amor entre Elisa y la criatura surge muy rápido sin darle mucha cabida al tiempo para conocerse mejor.

La escena que más me sorprendió en la película es aquella donde Elisa y la criatura tienen sexo en la bañera. No me lo esperaba y aunque admito que las escenas en el baño entre los dos extraños amantes están maravillosamente logradas, pues no pude dejar de pensar en lo extraño del caso. Una mujer y una criatura humanoide con partes de reptil y pez teniendo sexo, creo que sobrepasó un poco mis expectativas, no por tabú, más bien por lo inusual y extravagante.

Amigos lectores me gustaría leer su opinión sobre La forma del agua, saber que les pareció. La crítica ha alabado el filme desde un primer momento. Guillermo del Toro ha obtenido, en mi opinión merecidamente, varios galardones al mejor director por esta cinta y es el gran favorito para ganar el premio Oscar en ese renglón. Es indudable que la película funciona muy bien pero me dejó muchas preguntas e inquietudes que me apartan de la linealidad de la historia, cosas que no me parecen muy verosímiles o coherentes, por ejemplo: