Lo más sorprendente y desconcertante es su modo de caminar. Sus cuerpos sin patas, que se deslizan como corrientes de agua que tuviese vida, sin que aparentemente nada los empuje ni arrastre. Corren sobre piedras, suben por los árboles, se arrollan, y para ello, dibujan las más intrincadas espirales, levantan la cabeza en el aire o pasan a través del agujero más pequeño, todo esto sin que den la impresión al que las observa de mover un solo músculo.

El secreto consiste en que las culebras desde su espina dorsal, las costillas de la culebra bajan en curva, por pares, por lo que la culebra extendida en el suelo en realidad descansa sobre las extremidades de sus costillas. Estas forman la estructura ósea de la culebra. En la parte inferior del cuerpo de la culebra se halla una hilera de fuertes placas. La parte anterior de cada placa se une, por medio de músculos, a un par de costillas. Los lados posteriores de las placas no están sujetos. Las costillas se unen con soltura a la espina dorsal. Muchos músculos fuertes unen entre sí a las costillas. El movimiento sincronizado de las placas y los músculos permite a la culebra arrastrarse.

Las culebras pueden moverse de dos formas:

• La primera es en línea recta, en el cual empuja sus placas hacia adelante empezando con la delantera. Después, las empuja hacia atrás. Las serpientes pesadas se valen con frecuencia de esta forma para avanzar.

• La segunda es de lado. Valiéndose de sus placas y músculos, tuercen el cuerpo de un lado a otro, formando pequeñas curvas al avanzar. En terreno blando aparece la huella serpenteada. A veces se ven montoncitos de tierra en las curvas, donde la culebra se empujó.

Aquí les dejo un vídeo de cómo se desplazan las culebras, cortesía de tanatos benites

Le ayuda el cuerpo, porque la culebra puede sentir las vibraciones del suelo. Además, la culebra tiene algo que compensa su falta de órganos ordinarios. Quien haya observado una culebra habrá visto que saca y mete rápidamente su lengua ahorquillada. Esa lengua rápida y sensible es el instrumento por el cual se guía la serpiente.

Al arrastrarse, la culebra toca ligeramente el suelo con la lengua. La punta ahorquillada recoge minúsculas partículas que lleva a un lugar de la boca en que tiene el olfato. La lengua es muy delicada. Cuando no la usa, la guarda en una funda carnosa en la parte inferior de la boca.

Todas las culebras comen animales, y con frecuencia se los tragan vivos. Las lagartijas, las salamandras, las ranas, los sapos, los pájaros, los peces, los gusanos, los insectos, los huevos, otras culebras, una gran variedad de animales pequeños, como ratones, topos, conejos, ratas. Todo ellos sirve de alimento a las culebras.

Lo que comen las culebras depende de su tamaño y del lugar en el que habita. Algunas culebritas que viven bajo tierra se alimentan de larvas de hormigas. Las enormes serpientes de la selva pueden tragarse un venado o un cerdo. Las culebras acuáticas se alimentan de peces, salamandras ranas, moluscos y otros animales que viven en el agua.

Puesto que no tienen garras, las culebras necesitan ser rápidas y astutas para cazar lo que comen. Algunas rastrean a su presa mediante el olfato y otras con la vista. Se deslizan tras la presa sin ningún ruido o bien permanecen absolutamente quietas hasta que un animalito se les acerca. Mientras espera a su presa, la culebra afloja sus anillos, Cuando el animal se acerca lo suficiente, la culebra alza rápidamente la parte delantera del cuerpo y apresa con los dientes. A esa acción se le llama “acometer”.

Hay culebras que primero sujetan al animal con las mandíbulas, luego se enrollan en su víctima, dándole varias vueltas y empiezan a apretar. Mientras más lucha el animal más fuerte aprieta la culebra, hasta que la presa muere asfixiada. Este tipo de serpiente que se enrollan en torno de su presa se le llama “constrictoras” y la forma de apretar se llama “constricción”.

Otras culebras tienen un recurso distinto de matar a su presa. Le inyectan un veneno que producen unas glándulas que tienen en la cabeza. En el instante en que los colmillos penetran la carne de la víctima, los músculos de las glándulas se contraen rápidamente, inyectando así a la presa un chorro de veneno, que la inmoviliza.

Aquí podemos ver como una culebra se acerca a su presa lentamente y luego la ataca con una increíble rapidez envolviendo a su presa para que no se escape: