Bueno como ya les había comentado en uno de mis primeros post que me encantan los libros del escritor italiano Federico Moccia, pues bien, hoy he traído nuevamente a mis recuerdos esta novela que me envolvió con su drama: A tres metros sobre el cielo.

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Esta historia está llena de amor, de pasión, de alegrías, de amistad, felicidad, de desamor, tristezas, muerte, olvido, recuerdos, de una primera vez, de atreverse y de muchas cosas más, que si pensamos bien es lo que vivimos y encontramos diariamente en nuestras vidas.

Todos tuvimos que pasar por nuestra primera vez en todo hablando desde aprender a hablar, caminar, escribir hasta entregarnos a ese primer amor. Porque todo es un proceso que tiene etapas para poder superarlas, pero sin salirme de lo que realmente quiero hablar que es el amor, aquí voy con esta frase del libro:

“Estás ahí, en lo alto, inalcanzable. Allí donde sólo los enamorados llegan: Tú y yo ... a tres metros sobre el cielo”. Federico Moccia

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Sin palabras, soy demasiado romántica y demasiado dramática, pero creo en el verdadero amor. Y no necesariamente es el primer amor hablo de ese amor verdadero que te hace estremecer cuando caes en sus brazos, que te hace reír de felicidad absoluta, que es cómplice de tus locuras y caprichos, que te lleva de la mano sin soltarla, que te abre la puerta del carro sin olvidar que a su lado lleva a una princesa (puede ser cuento de hadas para muchos, pero por eso aclaré que soy muy romántica y me encanta serlo), que te comprende en los momentos difíciles y te ayuda a pensar en las soluciones, quizás no te las da pero está ahí contigo escuchándote, ese amor que te despierta con un beso y un abrazo, que te calma cuando estás histérica y revientas en llanto, el que te hace bailar bajo la lluvia y las estrellas, el que te regala la luna y el sol y las estrellas, el que te levanta cuando haz caído, el que disfruta tu comida aun cuando no sea la más exquisita, el que te ayuda con las responsabilidades y valora cada cosa que haces, el que te hace llorar pero de risa, el que ama tus defectos y errores porque de tus habilidades y cualidades ya lo estaba, el que canta contigo en la ducha….. todo esto es el verdadero amor, el de verdad, el eterno, el de siempre y el de para toda la vida!

Pero, ésta historia también habla de la amistad, de esa persona que se convierte en tu hermano de la vida, que está en todas tus locuras e ideas disparadas. El amor y la amistad dos valores tan grandes que nacen en cada persona como una semilla. Donde debes cuidarla desde que nace para que siempre permanezca fuerte y de sus mejores frutos.

“Y de repente te das cuenta de que todo ha terminado, de verdad. Intentas recordar en que momento comenzó todo y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas. Justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez y por mucho que te esfuerces ya nunca volverás a sentir lo mismo. Ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo”

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Esta frase es una de mis favoritas porque saliéndome del contexto de amor que se está hablando en ese preciso párrafo, es lo que acontece en nuestra vida. Las cosas solo suceden una vez pueda que tengamos otros momentos similares, pero nunca serán iguales. Así como el agua que pasa por el río, pasa una vez, pero no dos. Así son los momentos en nuestras vidas por eso debemos aprovecharlos y aunque suene a cliché, vivirlos al máximo porque no sabemos cuándo tendremos nuevamente la oportunidad.

¡Seamos felices, vivamos con intensidad, amemos con pasión, besemos con fogosidad y riamos hasta que nos duela la barriga!