Si has dicho o escuchado la frase “A mí no me pasan cosas buenas”, “Es que para él/ella es fácil, no como uno que tiene que TRABAJAR” eres o has sido testigo de una gran equivocación en el estilo de vida. Una gran verdad es aquella frase de “el trabajo dignifica al hombre” (a pesar de que su creador nunca trabajó), así que el primer error en estas personas es creer que las cosas buenas como los éxitos y las oportunidades llegan repartidas por el karma hacia un grupo selecto de personas. Sin embargo, lo que quizás ignoramos como espectadores de la vida ajena, es que el día a día del individuo exitoso está repleto de actividades que le acercan a sus metas.

El éxito es un sueño individual que anhelamos desde muy temprana edad, todos deseamos ser felices, pero en contraste a las películas de fantasía, el triunfo y la superación no son concedidas por hadas madrinas, sino que resultan de muchos factores dentro de los cuales destaca la disciplina. Que en muchas ocasiones la censuramos a conductas que enseñamos a los niños. Sin embargo, esta doctrina más que una herramienta representa un arte, una verdadera forma de vida que encamina resultados o que nos garantiza el desenlace positivo que esperamos. Desde asentar hábitos hasta alcanzar metas la disciplina involucra constancia y organización. Implica disposición de hacer lo que debemos aunque no lo queramos en un determinado momento en aras de garantizar un éxito posterior.

Un ejemplo es la mujer que quiere estar delgada, se inscribe en el gimnasio y comienza dieta, seguida de una colección auto-excusas como “un día que no me ejercite no pone diferencia” y “un mordisquito lo sudaré más tarde”, concluyendo dramáticamente en asistir al gimnasio una vez por semana y comiendo el doble de sus necesidades calóricas.

Esto quiere decir que en la vida hay que ser cónsonos con nuestra historia, con nuestras metas y pensamientos sin importar cuál es tu sentimiento en un momento dado. Una clave para desarrollar este arte es el auto-conocimiento y la sinceridad con uno mismo: debes ser consciente de tus fortalezas (y apoyarte en ellas)  y prever los comportamientos que tomarías cuando tus debilidades se manifiesten. Quizás la señora de la dieta lograría sus objetivos animando a una compañera y asistiría con regularidad al gimnasio o la bailo-terapia si no se siente tan sola.

El disertador japonés Kenji Yokoi  nos dice que “la disciplina es el resultado de 3 factores: organización, limpieza y puntualidad (...) cuando la organización hace el amor con la limpieza, en la matriz de la puntualidad se gesta la disciplina".  Para los que se entienden mejor con las fórmulas sería algo más o menos así:

Y es una certeza que muchos se sentirán identificados con que representa mucho sacrificio o salir de nuestra terrible zona de confort, pero cuando vemos los resultados de nuestro trabajo, las cosas comienzan a recobrar sentido y todo vale la pena. Es por esto que desde mi pequeño rincón del lago les exhorto a buscar la disciplina e instaurar un nuevo sentido de vida que la incluya, para atraer el éxito en sus vidas.