En la rutina, encontrar la paz

Fuente: http://www.mintur.gob.ve/mintur/blog/declarado-el-araguaney-como-arbol-nacional/
Día a día nos sumergimos en la rutina que nos toca. Levantarnos, bañarnos, cepillarnos, vestirnos, desayunar y salir a la calle a encontrarnos con todo el resto de personas que al igual que a nosotros, salen a esa hora de la mañana. Esto en ocasiones es bueno, cuando este patrón de tareas nos falta podemos sentirnos extraños, que el día no es el mismo y que las horas no nos alcanzan de la misma manera. Pero, en otras ocasiones, después de mucho hondar en ellas nos sentimos inmensamente atrapados y podemos sentir que nos vamos quemando.

De hecho, esto de sentir que nos quemamos, si ocurre de verdad. No es un fuego palpable como el que comúnmente vemos en las llamas de las velas, o al encender la cocina, sino que es un fuego en el alma, algo que consume cuando estamos muy enredados sin darnos cuenta en un principio, y por el contrario, nos podemos dar cuenta cuando ya estamos sumamente perdidos y desesperados.

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Cada vez que viajo a mi pueblo, que actualmente lo hago cada 2 o 3 semanas, escucho aún con más intensidad cómo las personas se han venido perdiendo en ella (las tareas a cumplir). Ahorita es casi imposible montarse en un transporte público y no escuchar quejas sobre la situación económica y política. Sin embargo, a quienes tengo la oportunidad les comento:

“Si, es verdad. La situación nos ha llevado por la borda. Pero la magia esta no en enfocarse en lo que nos falta, sino en lo que tenemos”
Por supuesto, hay más de uno que me pregunta:

“¿Que es lo que tenemos? Si ya ahorita nos lo han quitado todo”, expresándolo con amargura.

Por mi parte les explico que no todo nos lo han quitado. De hecho, es humanamente imposible que un tercero nos quite TODO lo que tenemos. Y debo sumar que aunque algunos crean que con la muerte se ha acabado todo, bajo mi perspectiva no es así.

Y procedo a explicarles desde mi experiencia que todos tenemos malos días, hay días “de muerte” como le dicen. Y que yo también los he tenido… sin embargo, he aprendido de esos días donde el sol parece enfocarse solo en mí para derretirme, o cuando las personas que prestan un servicio público se empeñan en descargar sus desgracias en las palabras que me regalan, o cuando las cosas amanecen más caras sin esperarlo “de la noche a la mañana”, o, cuando el trasporte público tarda horas en pasar hacia la dirección donde voy. Que a lo que le doy importancia, es lo que va a invadir mi mente durante el día. Y de allí el resultado de que yo dé una sonrisa, o una mala cara a quienes me encuentro por la vida.

De otra manera, también les explico “no todo nos los han quitado”. En días malos cuando la desesperación cae, me pongo a observar los árboles y junto a ellos, los pajaritos que le acompañan y adornan. Si tengo la oportunidad, afino mi oído a escuchar los cantos de estos hermosos animales que día a día se dedican a ello. Si no tengo la oportunidad, observo los arboles desde cualquier perspectiva. Ellos, quietos en su naturaleza sin manifestar ninguna preocupación, solo cumplen su misión de regalarnos el aire a los demás seres vivos, y se alegran con cada salida del sol, y con cada puesta que él realiza para guardarse hasta el día siguiente.

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Yo, me deleito con ellos y pudiera pasar horas observando cada hojita que tienen (los arboles). De esa manera exhorto a quienes me acompañan y a quienes me encuentro, que no nos dejemos llevar por la vida, actuando en “automático” cuando las cosas no son lo que queremos o no salen como lo teníamos planeado.

Vamos a observar a la persona que tenemos al lado y entender que al igual que nosotros, también tiene sus problemas. Vamos a observar a los animales -cada uno de los que existen- y detectemos la inocencia que tienen, la manera como se alimentan, como caminan, o como juegan. Vamos a observar las flores, la tierra, las raíces, el agua, el sol… Y deleitémonos en ellos, que aunque nos cueste en un principio, luego veremos la paz y el amor que ellos traen a nuestra vida.

Pd: En estos meses, en mi país Venezuela se observa por todas partes el hermoso árbol Araguaney. Un árbol que pinta de amarillo todos los espacios verdes del país. ¡Es una delicia! Sentirse rodeada de esta hermosa obra de la naturaleza, tal cual como se observa en la primera fotografía. ¡A deleitarnos con ellos!. A cada paisano que también comparte esta esta red, ¡Saludos!