EL VALOR DE UNA MADRE

Una madre no tiene precio. Dios hizo a la mujer para ayuda idónea del hombre, y la dotó de una ternura especial, para traer al mundo a sus hijos y criarlos como la gallina a sus pollitos. En el orden procreativo de Dios, la madre junto al hombre es la unión que Dios escoge para formar la familia.

Traer al mundo la herencia de Jehová es una gran responsabilidad y compromiso, aunque se sufre mucho, el gozo de tener a ese pequeño ser en el vientre, es algo incomparable. Muchas cosas dejan de ser prioridad, y empiezas a vivir solo para esa personita especial.

Para mí, ser madre, es la bendición más grande que Dios me ha dado. Estos dos príncipes han cambiado mi vida, ellos son el motivo de mi sonrisa todos los días. Agradezco a Dios por sus vidas, y le pido que me ayude y guie todos los días, para ser siempre lo mejor, para cuidar esa herencia que ha puesto en mis manos.  

Con ellos.

Ella es mi hermosa madre, a la que amo con todo mí ser, y agradezco su amor, sacrificios, desvelos, cuidados y dedicación para mí y mis cinco hermanos. 

Ella es mi abuela paterna, un ejemplo de lucha, constancia y dedicación al criar a una familia enorme. Es madre de 12 hijos, abuela de 98 nietos, bisabuela de 102 bisnietos y tatarabuela de 2 tataranietos. Que tal? Jajajaja. Y lo mejor, es que todavía está pendiente de todos, es atenta y amorosa, ella es el motor de la familia. La amo!

 

Si Dios te premió con esa herencia inigualable que son los hijos, ámalos, cuídalos como un tesoro, dedícales todo tu tiempo y disfruta de ellos lo más que puedas. 

Y si tienes a tu madrecita con vida, valórala, respétala, hónrala y ámala, ella seguramente ya lo dio todo por ti, ahora te toca a ti dar un poco por ellas.