-De los llanos traje el aroma fresco de los pasto de un verde encendido; pase como estrella fugaz por las costas de las playa y traje conchas de caracolas y polvos de color nácar en mis pies.
Pase por los riachuelos y muchas piedritas de colores con mi espalda atrapes; y sus arenas con brillo de cristal como la luz de las estrellas en mi cabello se quedaron.
El niño sol llega y hay que verlo nacer, con la luz de su amanecer olvidando lo que hiso ayer; se va la luna a su cuna de polvo la guía la estrella de plata con su luz celestial.
Hay canarios con su canto de ficción y ovejas de algodón, un lago que parece espejo y su barco de papel custodiado por soldaditos de cartón y caballitos de mar y sus armaduras de trapos y alma de nobleza como el arcoíris.
Hoy alma mía, es un nuevo día ¡escucha esa canción, es aquella que llenaban de luz tu corazón! y recuerda que en mi ausencia ¡YO NUCA TE OLVIDARE!
Aquí se encontraban dos personas adultas una mujer y un hombre, la cual el le relataba sus anécdotas de sus viajes por todo el país, los maravilloso paisaje de esos lugares donde estuvo; y que cada sitio, cada paisaje y cada lugar la recordaba; que cada noche y cada amanecer la tenia presente en sus pensamientos.
La mujer le contesto con un asombro, ¡que ella solo tenia esa canción para recordarlo! y lo ingrato que fue al dejarla sola.