Amigos

in spanish •  5 years ago 

Amigos



Pasaba la una de la madrugada, la verdad ignoramos totalmente el reloj que se encuentra al final del corredor. Los tres estamos fijos mirando con detenimiento cada piso de la torre de madera de nuestro juego. Lila con sus pequeños ojos achinados mira casi sin respirar, mientras que con su pulgar empuja poco a poco uno de los tacos de madera que sobresale pausadamente. Con suspicacia termina de halarlo y lo coloca con un suspiro en la punta de la torre en perfecto equilibrio.

Ahora es mi turno, veo la sonrisa burlona de mi amigo a mi derecha, esperando mi equivocación, yo siempre he sido el peor en este juego y nunca lo he negado. Poco a poco muevo mi mano en dirección a la torre que se ve un poco inclinada, escojo uno de los tacos que se encuentran en la esquina, con la yema de mis dedos siento la madera y le doy un leve empujón que basta para derribarlo todo. Escucho la risa estrepitosa de Nick y la ligera y melodiosa de Lila. No nos molestamos en recoger las piezas, ya es la sexta vez que pierdo y lo mejor es desistir, ¡Siempre seré el perdedor!

Lila sirve más vino en la cocina y vuelve a sentarse frente a mí. Estamos sentados en almohadones ante la mesa de café.

La chimenea cruje con un bajo fuego junto a nosotros. Sin duda ha sido un buen fin de semana. La cabaña queda fuera de la ciudad, nos rodea un tranquilo bosque, sin ruidos molestos de vehículos, sin música que nos moleste, solo se escucha la ligera música country en nuestra radio.

Los padres de Lila compraron la cabaña cuando éramos niños, pero luego de remodelarla hace poco no la habían visitado. El lugar es increíble y nuestra amiga luego de los exámenes finales nos ha invitado a conocerla. El lugar es muy grande para ser una cabaña. La estructura realmente es asombrosa, toda la casa parte del lugar donde estamos que es la sala de estar, madera recubre las paredes y el techo es cristal que deja entrar los rayos de luz a toda hora del día. Los muebles son rústicos, desde los sillones con grandes cojines de terciopelo verde, hasta los libreros que se encuentran pegados a las paredes. Del lugar salen cuatro corredores de cada lado de la habitación, a la cocina, a las habitaciones, a la puerta principal y a la parte de atrás que llega al porche trasero desde donde se ve el lago.

-¿Y que tal si caminamos a la laguna? - pregunta Nick, para él las aventuras son muy placenteras.

-No creo que sea buena idea Niko- Lila habla algo seria.

-¿De qué va tanta seriedad china? - le suelto sin meditarlo, realmente, nos llevamos así, es una de las cosas que me gusta de mis amigos, somos sinceros y nos confiamos todo.

-Pues, saben que mis padres tienen esta cabaña para vacacionar. Tenemos muchos amigos que vienen siempre de china y siempre los alojamos aquí porque es un lugar grande y cómodo. Hace algún tiempo decidieron remodelarlo. El problema empezó cuando dichas remodelaciones iniciaron, muchos trabajadores se quejaban, siempre sucedían cosas raras, se movían cosas, las dejaban en una habitación y las encontraban en otras. Muchos sufrieron accidentes, se caían desde las escaleras. Mis padres pidieron la ayuda de mi abuela, ella era Chaman y había enfrentado cosas así. Hizo algo, no sabemos qué, solo ese día nos pidió nos saliéramos de aquí, y luego de eso, todo se detuvo. Ella solo nos dijo que no nadáramos en la laguna cuando la luna llena se alzara en el cielo tal como está hoy.

Los tres miramos hacia el techo de cristal donde la luna llena con su resplandor azulado nos bañaba con sus rayos. Realmente no dude ni un momento de que Lila estuviese contando una historia que para ella fuese cierta, pero yo no soy de creer en ese tipo de circunstancias y quizás su abuela y sus padres le hayan jugado una pasada para que no invitara a chicos a la laguna. Igual no la intenté contradecir, ni Nick lo intentó.

-Creo que entonces lo mejor es tomar un poco más de vino y preparar nachos. – Sugirió nuestro amigo. – Vamos Will, nos toca a nosotros preparar todo, ya lila ha servido bastante. – Dijo mientras se levantaba y me guiñaba el ojo. La chica nos sonrió y sin decir nada más se puso a revisar entre las repisas de CDs.

Entramos en la gran cocina, todos los mesones estaban abarrotados de nuestras chucherías, de seguro tendríamos mucho que limpiar al día siguiente, empecé a sacar la carne del refrigerador para calentarla cuando Nick me tomó del brazo y hablando muy bajito me dijo: - Creo que deberíamos dar una vuelta por el dichoso lago, y demostrarle que todas esas cosas son tonterías-

-Creo que es una mala idea, ella confía en nosotros, lo menos que podemos hacer es respetar lo que nos ha pedido. –

-¡Oh vamos hombre! Vinimos a la cabaña, no trajimos chicas porque lo pidió, no invitamos a más nadie, solo nosotros como lo pidió, hemos jugados sus estúpidos juegos porque ella quiere, que hagamos algo que nosotros queramos no está mal.

-Bueno, tienes razón en que todo lo que hemos hecho es complacerla, pero es nuestra amiga y…-

-Y tu la quieres más que de amiga- Me dice retándome. Yo se lo había confesado hacía un año atrás, cuando descubrí lo mucho que me atraía Lila. Pero nunca intenté nada y le pedí no dijera ni una palabra al respecto. – Vamos Will, será rápido, ni se habrá dado cuenta de que nos fuimos.

-No quiero ir Nick. –

-Si no me acompañas y me ayudas a cumplir algo que yo quiero le diré la verdad. -

-Eso es chantaje – le espeto algo indignado, que mi amigo me manipule así era muy bajo. Pero me tiene a su merced, yo no quiero dañar mi amistad con Lila.

-Pues ven y dejará de serlo. – Sonríe con malicia, sabe que ya me tenía. Sin decir una palabra más, meto la carne al horno microondas, le pongo diez minutos y cruzamos de la cocina al cuarto de la despensa que daba al lado del pasillo del porche trasero. Nuestra inocente amiga está dando la espalda al pasillo, jugando con las carátulas de los cd con una mano y con la copa de vino en la otra. De puntillas abrimos la pequeña puerta trasera, que por fortuna no hace gran ruido que no pueda cubrir la música de la estancia.

Afuera el aire está helado, todo está en calma, los árboles no se mueven y mis manos empiezan a temblar sin mi control. Sin duda dentro de la casa se estaba mejor y todo aquello es una mala idea.

Bajamos las escaleras rápidamente y luego de unos cuantos pasos llegamos a la orilla del lago. El agua está en calma, parece un reluciente espejo que devuelve la forma de la luna a la perfección.

Nick se quita un zapato con todo y calcetín y lo mete en el agua que debe estar helada por el gesto en su cara.

-Vámonos Nick, ya hiciste lo que querías. – Digo alentándolo a que se dé prisa.

-¿Qué pasa querido Willy? ¿Estas asustado? - sus burlas nunca me han molestado, así que rio con él y le doy un leve empujón en el hombro que le hace perder el equilibrio y mientras trata de estabilizarse da dos pasos atrás y cae al suelo.

-¡Demonios! – chilla apenas toca el piso. – ¡Me he dado con algo!

Me acerco rápidamente y enciendo la linterna de mi móvil. Apartamos con las manos las hojas caídas que cubren el misterioso objeto. Para nuestra sorpresa es una lápida.

El cemento se ve nuevo, sin grietas, ni manchas que nos digan que ha pasado muchos años ahí. Lo descubrimos completamente y con la luz enfoco para leer lo que escribe.

“Aquí yacen los restos de Lila Chang Nacida:02-12-97 Fallecida: 10-01-2019 Querida hija, hermana, nieta.” Y luego carácteres chinos que no sabemos que significan.

Nick y yo nos miramos y empezamos a correr hacia la casa. No hay nada a nuestro alrededor más que árboles, pero mi corazón late como si fuese a salirse, asustado totalmente, cual presa escapa de un asesino en serie. Pero solo éramos él y yo huyendo de lo que quizás sería una mala broma o una triste coincidencia.

Al llegar al porche respiramos hasta calmarnos, Nick se pone su zapato y pasamos en silencio, de la misma manera que salimos. Nuestra amiga seguía en la mesa esta vez agitando los brazos al compás de la música.

Si es que era nuestra amiga, pero debía serlo. La cocina está impregnada con el delicioso olor de carne con chili. Nick está pálido, me mira y me hace expresiones que denota que quería hablar, o que quizás se quisiera ir de ahí. Yo creo que más lo segundo, yo comparto ese sentimiento totalmente. Algo no me da buena espina, sin embargo, no podemos hablar, Lila puede oírnos.

Cuando Nick por fin decide cooperar para seguir fingiendo normalidad, abre la bolsa de papas con sal para los nachos; nuestra amiga entra a la cocina. Su sonrisa nos dice que no ha notado nuestra ausencia.

-¡Vaya huele maravilloso! - expresa con su risueña voz. Se acerca a nosotros y toma una papa y la mete en la salsa de carne que estoy sirviendo. – He preparado una lista de canciones buenísimas, espero que les gusten, algo más movido. –
Ni Nick y yo decimos nada, buscamos tareas en que ocuparnos para no ver a Lila a la cara. Yo cojo el embace donde estaba la salsa en la nevera y me voy al lavado para limpiarlo; Nick toma el paño de cocina y limpia el desorden de papas en el mesón. Siento la mirada de la chica que tanto me gusta clavada en la nuca, sé que sabe que algo está mal, pero no puedo presentarle nuestras sospechas. Para aligerar el ambiente y sin que note nada, tomo el plato de salsa y empiezo a bailar al son de la música que entra por la cocina y en mi cara trato de dibujar la mejor sonrisa que puedo.

-¡Vamos muchachones que ya me estoy durmiendo! - Les grito bailando mientras camino hacia la sala de estar. Ella me sonríe y sigue mis pasos.

En la sala me siento entre los cojines y ella se sienta a mi lado. Su piel es pálida, siempre lo ha sido, no es algo nuevo, lo que noté distinto fue hace ocho meses cuando nos reencontramos en la universidad, Lila regresaba de sus vacaciones navideñas un poco más tarde que los demás, y en sus ojos se evidenciaban gruesas bolsas oscuras. Nos comentó que se había enfermado de un extraño virus y por eso había demorado un mes más en volver.

-¿Qué tramas Will? - sus ojos recorren mi cara, siento que me traspasan, ella siempre ha sabido leerme, no sé como disimular.

-Yo…Yo no tramo nada- desvio la mirada y tomo un gran bocado de tacos con carne. El sabor de la carne invade mi boca, pero no quiero comer, se me ha quitado el apetito. Me obligo a tragar y sonreír para ella. Nick traspasa el umbral del pasillo y se queda estático frente a nosotros.

-Ey, chicos, creo que mejor me voy a dormir. – su voz suena aparentemente normal, quizás ella no note nada. -me ha pegado fuerte el vino, es de buena calidad ¿eh Chang? –

Da media vuelta y camina hacia las habitaciones. Y me deja solo, vaya amigo.

Miro nuevamente a Lila y ella a mí. Sus ojos son pozos profundos, oscuros, pero donde quiero ahogarme. Suspiro. Cuan me gusta esta chica.

Y sin detenimientos ella me besa. Siento sus suaves labios sobre los míos, su frío aliento, el sabor del vino en su boca, poso las manos en su suave cuello que está frío. Siempre había querido hacerlo, sentir su piel, sentir su aliento, impregnarme con su olor. Su olor, siempre fue dulce, empalagoso, que recordaban a los caramelos de fresa. Pero hoy no lo siento. Hoy no está.

Sencillamente no huele a nada.

Me separo de golpe y me levanto de su lado. Esto debe ser una coincidencia o una broma, me digo a mí mismo, ella es mi amiga, siempre lo fue. La conozco desde hace más de diez años, vivimos en la misma calle hasta que se mudó a diez minutos de distancia, pero seguimos siempre en contacto, el mismo colegio, la misma clase, luego la misma carrera universitaria.

Yo sabía todo de su vida, sabía sus gustos, conocía al chico que le había gustado y le había roto el corazón. Siempre supe que yo no le agradaba a sus padres por ser latino y no asiático como ellos, eran muy cerrados con personas extranjeras.

Sé que le gustaban los chicles de bola de las dispensadoras y que su color favorito era el morado. Su flor favorita la lavanda y le encantan los juegos de mesas y las películas de terror.

Sin darme cuenta me llevo las manos a la cabeza, me duele demasiado, todo esto me da mil vueltas en la mente. La lápida habla de una muerte de hace nueve meses, tiene la fecha de nacimiento de la chica que amo y si fuese poco su nombre. Necesito saber la verdad, saber que sucede, si es una tradición china tener las lápidas de esa manera y que signifiquen algo o que ella ya no exista.

Ella me obliga a separar mis manos de la cabeza, me mira fijamente y pide que me siente. Lo hago, quiero hablar para saber la verdad.

-¿Por qué me han desobedecido? – Pregunta, su voz es dulce, calmada, pausada.

-¿De qué hablas? - finjo no comprender, pero sé a qué se refiere.

-Han ido al lago. Yo lo sé. Lo vi en sus rostros cuando entré a la cocina. ¿Por qué lo han hecho? ¿por qué no confían en mí?

Las luces del pasillo parpadean, la música se detuvo, y un sonido lastimero empezó a hacerse presente. Del pasillo por donde acababa de irse entra Nick, pero esta vez en el piso, siendo arrastrado por algo invisible del tobillo. Sus ojos están abiertos totalmente y miran con desespero a su alrededor. Noto como se acelera mi pulso y me muevo para ayudar a mi amigo cuando me paralizo totalmente.

Sus labios están hechos un revoltijo de sangre e hilo. Miro a la chica que fue nuestra amiga y me observa.

-¿Qué le has hecho? Es solamente Nick, ¿Por qué haces esto? - hay suplica en mi voz, tiene que volver a ser ella.

-Porqué ha intentado llamar fuera de aquí para decir lo que sucede, es un traidor. –

-No es traidor, solo está asustado, creo que… que debes explicarnos. –

-¡ES MUY TARDE! - grita, y al mismo tiempo se rompen las lámparas de toda la estancia y quedamos iluminados solo por la luz de la luna.

-Nunca es tarde Lila.- busco piedad en sus ojos. Aún debe haber cariño en su interior. – Estamos aquí contigo, y tu con nosotros, puedes explicarnos y buscaremos la manera de que siga todo así. –

Su piel a la luz de la luna es más pálida y azulada de lo normal. Sus ojos son posos llenos de maldad e ira. Una ira que no estaba ahí antes.

-Lila, debemos continuar, todo está bien- intento tocarle el brazo, pero se aleja.

-Si, quería que todo siguiera así, me divertí, hacía mucho que no me divertía…. –

-¿A qué te refieres? - su cara, tiene una expresión de dolor y maldad, una que no he visto nunca en mi vida en su rostro. De pronto todos los libros empiezan a caer del estante, haciendo un ruido sordo al estamparse con el piso, afuera los árboles se mecen con tanta intensidad que se escuchan dentro de la cabaña y al final del pasillo el reloj retumba con cada tic tac, cada vez más potente, tanto que me atormenta, me desquicia mientras espero una respuesta de la chica que fue mi amiga.

-¿Sabes cuánto tuve que soportar? – Su voz es baja, pero la escucho bien, Nick en el piso empieza a removerse inquieto mirando hacia a Lila. – desde hace años la vi, desde que llego por primera vez a esta casa, con su reluciente sonrisa para todo el mundo. Todos la amaban, mientras yo ni siquiera era el recuerdo de alguien. – sus manos empiezan a cambiar, sus dedos se alargan terminando en largas garras y en la madera del piso proyectan sombras como si fuesen ramas torcidas. Su cabello se mueve con una brisa inexistente y cambia a un color blanquecino como la nieve y sus ojos, ya no son los de Lila. No, ese monstruo no es mi Lila. – Me he unido a ella como su sombra, la he seguido y los he visto a ustedes, y sabía que tenía que tener su vida para que me quisieran, y lo he logrado, ¡pero han tenido que arruinarlo!

Sus palabras rebotaban por toda la sala mezclándose con el molesto tic tac del reloj. Y comprendo que necesito salir de ese lugar, y salvar a Nick, si no moriremos, estoy seguro.

-Lila… ¿Qué le hiciste a Lila? Tú la mataste –Tuvo que ser ese bicho quien la asesinó. Mi dulce amada, nunca sabría lo mucho que la adoraba.

-Ja, Ja, Ja, ¿A esa sucia? – empezó a pasearse por toda la estancia, la sigo con la mirada. Ya el cuerpo no es el de mi amada, los brazos se han retorcido y alargado también, todo su cuerpo ha cambiado a un color verde oscuro; las piernas se arquean rompiendo los vaqueros cortos que viste el monstruo. El rostro parece una máscara de Halloween, con ojos completamente blancos, opacos, sin vida y cuernos que salen por toda la cara. – Ella notó que algo la acechaba – Su voz es gutural y desagradable, ya no hay rastro de la melodía de Lila – aunque lo notó tarde, ya sabía todo lo que debía de su vida, sabía como actuaba con sus amigos. Cuando quiso enfrentarme, buscó a su abuela, quien en ese momento vivía aquí haciéndose cargo de las remodelaciones, su abuela me notó, idiotas chamanes, siempre metiéndose donde no los llaman. La vieja intentó atarme y sacarme de este mundo, pero ya tenía muchas fuerzas. Así que fingí que me ganó y reduje mi energía al mínimo y en lo que la chica se descuidó la ahogué en el rio. Fue muy sencillo, la encontraron flotando horas después.

Siento como si mi sangre hierve y no lo aguanto más. Corro contra el monstruo que sin esfuerzo alguno me avienta contra la pared que me saca el aire de los pulmones dejándome mareado.

-Primero tomaré la vida del bocazas – le escucho murmurar, pero no lo veo. No sé donde está, giro la cabeza a mi alrededor buscando a mi amigo, pero también ha desaparecido sin dejar rastros. Escucho la risa a lo lejos del monstruo, así que decido buscar una manera de acabar con todo aquello.

Me arrastro por el piso hasta el pasillo de las habitaciones, un grito ahogado de Nick me hace estremecer, debo darme prisa. Como puedo me pongo en pie y abro la que debería ser la habitación de la abuela de Lila. Me arrastro debajo de la cama y encuentro lo que busco.

Veo como la lluvia golpea con fuerza el cristal de la ventana, parece que se aproxima una tormenta. Con mi móvil alumbro el candado de la caja fuerte y espero que mi amiga no haya cambiado la combinación. De un crujido veo como la tapa se abre lentamente y en su interior está lo que quería, un grueso libro de cuero viejo con grandes letras rojas en la portada.

Mi amiga me había hablado de esto cuando solo teníamos trece años. Jugábamos en su casa del árbol y nos confesamos secretos que nadie conocía. El de ella, un libro familiar de chamanes, que le habían heredado al cumplir los diez años y que ella no quería utilizar por lo que su abuela lo guardaba en la caja fuerte debajo de su cama con la fecha del cumpleaños de su nieta como llave para cuando decidiera utilizarlo.

Mi secreto fue solamente que le quitaba a mi hermano las galletas de su tarro y las metía en el mío.

Apenas abro el libro las luces de toda la habitación se apagan y un chirrido aterrador me hiela la sangre, como uñas rayando el metal. Contengo las ganas de gritar y me meto al baño que comunica con el pasillo de la entrada principal, me acerco a la puerta que da al corredor para esperar mi oportunidad de salir. Siento cuando el monstruoso ser pasa arrastrando sus patas por frente la puerta, y el chirrido de la puerta de la habitación me alienta a salir silenciosamente y mezclarme con la oscuridad. Corro hacia una puerta que está al lado de la entrada que es el cuarto de la despensa y el lavado. Me escondo debajo de una encimera y con el celular leo el libro con desesperación, buscando algo que pueda funcionarme.

Los truenos en el exterior me hacen dar sobresaltos y trabajar más lento. Solo es cuestión de tiempo hasta que ese monstruo me encuentre.

Escuchó como en la cocina se remueven los platos y ollas cuando por fin lo encuentro, un dibujo exactamente igual a la criatura que me asecha y un título en letras negras que dicen:Jiangshi, Criatura cadavérica que le arrebata la vida a los seres vivos, producto de malos entierros o experimentos con la muerte, sumamente peligroso. Tiene muchos orígenes una persona que acaba de morir y ha vuelto a la vida, o un cadáver que lleva enterrado hace mucho tiempo pero que no se ha descompuesto. Método para combatirlo: espejo. Les aterra ver su reflejo.

La puerta de la despensa se abre y apago rápidamente la luz de mi celular, sé que ha llegado mi hora, es imposible huir de él. Se mueve diferente, se está arrastrando, o es lo que me parece.

Escucho el latido de mi corazón muy fuerte en los oídos, presiento que él también los escucha, pero no hay forma de acallarlo. Cierro mis ojos con fuerza y siento como se abre la puerta de la encimera. Ha llegado mi fin.

-Hola amigo, pensé que ya habías muerto- Abro los ojos y encuentro a Nick frente a mí. Con los ojos hinchados, la cara llena de moretones y los labios destruidos con sangre e hilos guindando. Lo arrastro dentro de la encimera y lo abrazo fuerte. Está muy débil, siento que se va a desmoronar, casi no puede mover las piernas, pero al menos está vivo.

En voz queda le explico todo lo que he descubierto. Me explica que la criatura ha salido fuera de la cabaña hace alrededor de quince minutos, el estaba tendido en el porche donde lo ha dejado luego de golpearlo fuertemente cuando salió gritando el nombre de Will. Así que decidió arrastrarse y buscar un escondite, buscó en la cocina y lo que ocasionó fue una avalancha de ollas por lo que tuvo que moverse lo más rápido que pudo hasta la alacena y lo había encontrado ahí.

-Debemos armar un plan Nick. ¿Dónde hay espejos en la casa? - Sé que no tiene fuerzas para hablar, pero debemos buscar la manera de salir de esto.

-Creo… que en el cuarto… de los padres de Chang. - su respiración es entrecortada. Está muy mal, debemos acabar con eso ahora mismo para pedir ayuda.

-Bien. Debo salir, ir a la habitación y colocar todos los espejos en el centro de la casa.- Me dispongo a salir cuando mi amigo me toma de la mano y me entrega su pulsera tibetana.

-Quiero… que la tengas… mis padres… te creerán …si se la das… -asiento. Sé que piensa que morirá pero haré todo lo posible por ayudarlo. Tengo que salvar al menos a uno de mis amigos. Suspiro, beso la frente de mi amigo que está sumamente caliente y salgo con decisión.

Camino con sigilo y recorro la casa lo más rápido que puedo. Sé que el plan va a funcionar, espero que lo que dice el libro sea cierto, y me ayude a salir de este lugar. Recojo los espejos de todas las habitaciones y los centro en un único lugar, el salón principal. Cierro las puertas de todos los pasillos y en cada una pongo todos los espejos que consigo, los de las encimeras de los baños, los de las cómodas incluso los espejos pequeños con aumento.

Agradezco que después de tantas habitaciones encontré un gran arsenal...ahora debo llamar su atención.

Corro a la puerta trasera, siento el aire frío en mi cara que me hiela la sangre. Sé que debe estar buscándome en todos lados así que con la campana del servicio la hago sonar y grito muy fuerte el nombre de mi amada.

No se escucha nada, no hay respuesta alguna. Solo el movimiento brusco de los arboles y las pesadas gotas de lluvia que chocan contra la tierra ya empapada. Suspiro.

Un escalofrío recorre mi cuerpo y sé que se acerca, así que empiezo a correr hacia dentro de la casa. Mis pies los siento pesados, pero debo ser más rápido que él. Cuando estoy llegando a la entrada del salón de estar me hala por el suéter y me tira contra el piso. Mi espalda me arde, intento levantarme una vez más, pero vuelve a tirarme contra el piso.

Me giro y veo sus ojos vacíos llenos frente a mi cara, en el cadavérico rostro se dibuja una sonrisa torcida. Sé que disfruta hacerme sufrir. Busco fuerzas una vez más y corro, pero esta vez hacia la puerta trasera. Me toma por los pies y me lanza hacia el salón donde caigo sobre la mesa del centro. Tal como quiero, se acerca hacia donde he caído, se posa sobre mí y con su garra afilada me hace un corte a lo largo de la cara. Chillo, el dolor es insoportable.

El engendro se gira sobre mi cuerpo, mirándome fijamente. Así que tengo que proceder, con rapidez apreto el boto del radio que está frente a uno de los espejos ubicados en el pasillo y enciendo la linterna que llevo en la otra mano y le alumbro su pétreo cuerpo.

El monstruo alza la cara para localizar el ruido y ve su imagen en el espejo. Su cuerpo se queda paralizado, y de su boca sale un chillido, intenta mirar a otro lado pero sigue observando su imagen en cada pared donde está.

Aprovecho su estupefacción, me levanto y corro hacia el único pasillo que tiene la puerta abierta, con rapidez cierro la puerta cuando se acerca corriendo hacia mí, me aparto del espejo y dejo que su imagen lo absorba. Chilla y se retarse sobre sí mismo, mientras sigo alumbrando su cuerpo.

Poco a poco cae al piso doblando sus extremidades contra su cuerpo, hasta que el chilido se cesa y en la estancia solo se escucha el tic tac del reloj. Me acerco al cuerpo lentamente y le alumbro el cabello blanco que cae en mechones sobre el deforme cuerpo; cuando el ser levanta su mano y agarra mi muñeca, donde llevo la pulsera de Nick.

Siento como la pulsera hierve cuando el ser la toca, y cambia de color, el monstruo chillo y poco a poco su brazo se prende en fuego. Un chillido desgarrador sale de la garganta del ser. Me apresuro a la chimenea y tomo el galón de la gasolina que está al lado de los tablones de madera y se lo vacío encima. Inmediatamente arde completamente desprendiendo demasiado humo, hasta que el Jiangshi queda hecho cenizas en el piso.

Me alejo de la habitación y busco a mi amigo. Está tal como lo dejé, reviso sus pulsos y me alegro al descubrir que sigue con vida.

-Nick, Nick, ¡Despierta amigo! - digo zarandeándolo. – lo he logrado. –

Sus ojos se abren con dificultad y en sus labios encarnados se dibuja una sonrisa.

-Sabia que lo lograrías Willy… por fin has ganado. – Toce y por el mentón corre un hilo de sangre.

-Tu pulsera, ha sido tu pulsera Niko – digo mientras lo abrazo.

-Mi madre… dice que …el melocotonero repele… espíritus- sus ojos se cierran, - lo hiciste. Ga...nas...te. -

Si, sin duda he ganado por primera vez, pero lo hice por él. Por el único amigo que me queda y el cual querré cuidar siempre.

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Muy buen post, saludos