SONRISAS INESPERADAS DEL ASFALTO

Mi idea imaginaria de caminar en la calle, resulta la construcción de escenas tomadas de películas, en donde la joven se desplaza con las manos dentro del abrigo, con botas para el frío, buena música con los audífonos y mucha actitud. La realidad por otra parte, es muy diferente; en la calle hay un movimiento veloz, este clima caribeño en Venezuela y la inseguridad, hacen del común vivir una supervivencia, del más rápido; más fuerte; del más avispado.
Ahora bien, ese ritmo inquieto puede resultar fascinante para algunos, desesperante para otros e incluso peligroso, sin embargo, la calle es un abismo en donde todo es posible, cada detalle y contacto con la gente emociona/altera/predispone... Y cada vez es menos predecible.

La pregunta es ¿Que hay en la calle que atrapa? - La respuesta, momentos como ese.
Uno va caminando, con las bolsas del mercado, contratiempo y acalorado, cuando de la nada, un poquito de atención a los detalles, al espacio y a la vida y Dios te regala esa sonrisa, que viene con al menos 2 minutos de alegría luego que se queda en tu memoria. Me parece suficientemente grandioso, cuando casi todo a lo que estamos acostumbrados al salir, es que no te asalten, que no te quiten el puesto en la fila o que no te asalten otra vez.
Ese día, salí de la universidad, sin más nada en que pensar sino en hacer fotos, entrenar mi ojo inexperto y recibir amor (seguro algún susto también). Y sí, si combina la palabra amor y calle en un mismo contexto y que lo diga esa imagen, o la siguiente:

Esta vez iba manejando y repente…
¡Oh! –Debo tomarle una foto a ese señor, se la pediré con pose-
¿Señor, me regala una foto? –Si claro y su mejor sonrisa con espacio vacíos.
Sé que ese señor vive en situación de calle, ya lo había visto antes, pero igual no deja de motivarme su actitud y aunque este señor no tiene nada, a mi me dejó mucho.
Y eso es lo que me deja el asfalto; me fastidié de tener calor, de los apretones y las quejas en el autobús, de andar apurada; ahora lo que tengo es emoción, de caminar y ver que me encuentro. Como este día, de los pocos que he salido exclusivamente a hacer foto callejera. Me bajo del carro donde comienza mi recorrido y…

Que agradable señora, su energía, su carisma, su actitud. Yo solo me acerque, atrevida sin decir nada pero sonriendo, me agache y le tome par de fotos. Me recibió y me permitió conservar parte de ella en esa imagen que ahora queda con ustedes.

Y es que la pueden ver a color, blanco y negro, cerrando un ojo, como quieran y emociona.
El manual de fotografía de calle de David Gibson dice en sus primeras páginas: “La fotografía de calle me ayuda a comprender la naturaleza de mi sociedad y mi lugar en ella. Hago más por mi mismo que por un público externo y como en la iluminación budista, consigo un estado de felicidad a través del conocimiento”.
El autor también dice: “Ciertamente, he experimentado momentos de revelación cuando en un lugar público veo cosas: los momentos se revelan así mismos porque me he colocado en la situación adecuada para que esto suceda”

Y ustedes, ¿Cómo quieren ver al mundo?

Fotos documentales del #retratodeunvenezolano - IG @mariamercet - https://www.instragram.com/mariamercet/?hl=es-la