En esta oportunidad, les dejo para su lectura un microrrelato que he escrito partiendo de un "qué-pasaría-si" propuesto por mi estimado @chretien en su Segundo concurso de escritura creativa de la serie Homenaje a Rodari, cuyo post puedes revisar aquí.

Entre las opciones propuestas, he decidio apostar por el binomio William Shakespeare/Marie Le Prince de Beaumont con un microrrelato que trata sobre lo que pasaría si Romeo (Romeo y Julieta) se enamorara de Bella (La Bella y la Bestia).

Llegó el día en que Romeo no pudo zafarse de las obligaciones impuestas por su padre. Debía ver a un comerciante importante que acababa de quebrar y mudarse al campo. Acordarían negocios beneficiosos para los Montesco.

Julieta, desconsolada, suspiraría por su regreso, pues le había jurado amor y prometido matrimonio.

Su lengua de plata le permitió a Romeo hacer un viaje cómodo, a pesar de ser algo largo. Una docena de admiradoras lo consintieron con té, alimento y sonrisas. Alguna quedó en espera de su pronta visita.

Llegó a puerto en tres días. Camino a la casa del comerciante escuchó varias veces hablar de la belleza incomparable y muchos talentos de su hija menor.

El viejo, habiendo quedado viudo, se había vuelto celoso de sus hijas, sobre todo de la menor, Bella. Pero de nuevo la zalamería ayudó a Romeo a conseguir su propósito.

En un pestañear, allí estaba Romeo, instalado en la sala, recitando versos de poetas ilustres a Bella mientras que ella acompañaba con el clavicémbalo.

Bella se sintió morir cuando acabó la tarde y Romeo tuvo que volver, pues sabía que jamás encontraría en aquella aldea a un joven que la tomara en serio por sus opiniones y no solo por su belleza.

Romeo marchó. Sabía que Julieta lo esperaba. Sin embargo, la desdicha se había apoderado de él tan pronto zarpó, pues jamás había visto a nadie tan hermosa como Bella y que además lo escuchara con tanta admiración.

Muy poco se acordaba de lo que Bella le había confiado o discutido, pero sí recordaba su cabello suave y su rostro de ángel y esa expresión de admiración absoluta que jamás había visto en Julieta.