Cuando Dios escogió a David no miró su contextura, sino que miró su corazón (1 Samuel 16:7). El menor de 7 hermanos fue el escogido para que algún día fuese el rey de Israel.
Al momento de ser ungido por el profeta Samuel el Espíritu de Jehová vino sobre él (1 Samuel 16:13). Algunos historiadores mencionan que fue ungido a los 10 años de edad, otros afirman que fue entre su 12 y 16 años de edad.
Sabía tocar el arpa, poeta, compositor, cantor, de personalidad valiente, vigorosa, astuto, inteligente, considerado un hombre de guerra, estratega, prudente en sus palabras, líder innato y lo más importante Jehová estaba con él. Escribió la mayoría de los Salmos en la Santas Escrituras.
Estaba entrenado en escuchar la voz de Dios a cada instante. Su oído espiritual estaba afinado. (2 Samuel 5:23).
Estuvo delante del Rey Saúl, y le amó mucho y le hizo su paje de armas. (1 Samuel 16:21).
Se enfrentó y derrotó en batalla al gigante Goliat. Lo derribó con una honda y piedra, para luego cortar su cabeza al filo de espada (1 Samuel 17).
Cuando estuvo en la cueva de Adulam fue hecho jefe de los afligidos, todo aquel que estaba endeudado el que se hallaba en amargura de espíritu estaba con él, en total eran 400 hombres los que le siguieron como su líder.
Antes de ir a una batalla consultaba a Jehová.
Siempre se cuidó de tocar o levantar su mano en contra del ungido de Jehová (Saúl) quien era rey de Israel en ese entonces. Tenía temor a Dios.
Pese a las persecuciones que padeció por parte de Saúl siempre lo reconoció como Rey de Israel y lloró su muerte.
Tenía 30 años cuando comenzó a reinar y reino 40 años (2 Samuel 5:4), en Judá reino 7 años y 6 meses, entre Israel y Judá reinó 33 años.
Siempre cumplió sus pactos y juramentos (2 Samuel 9:1).
Tenía discernimiento y estaba lleno de sabiduría (2 Samuel 14:20).
Se le comparó con la sabiduría de un ángel de Dios, fue llamado Lámpara de Israel, El Dulce Cantor de Israel. Un hombre conforme al corazón de Dios.
Inspirado y ayudado por el Espíritu de Dios, reorganizó el culto a Jehová, el cual había llegado a un acomodamiento y desorden. Para hacerlo, levantó a 3 hombres cercanos a él: Asaf, Jedutún y Hemán. Con ellos, los hijos de éstos y muchos más, creó la orden de 24 cantores liderada por estos tres hombres (representando el cuerpo, alma y espíritu respectivamente), (1 Crónicas 25:1).
Fue tanto lo que agradó David a Dios que hizo un pacto con él:
“Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueras príncipe sobre mi pueblo Israel. He estado contigo en todo cuanto has andado, he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré un nombre grande, como el nombre de los grandes de la tierra. Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más removido; ni los malhechores lo sigan oprimiendo, como antes, como en el tiempo cuando puse jueces sobre mi pueblo Israel; sino que humillaré a todos tus enemigos. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa. Cuando se cumplan los días para que vayas con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. Él me edificará Casa, y yo confirmaré su trono eternamente. Seré para él como padre, y él será para mí un hijo; no apartaré de él mi misericordia, como hice con aquel que fue antes de ti; sino que lo confirmaré en mi Casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre.” (1 Crónicas 17: 7-14)
Realmente que hermoso es hacer grandes cosas en las manos de Dios y sobretodo convertirse bajo su cuidado en un gran líder y emprendedor que aun continúa siendo fuente de ánimos e inspiración. .
Fuente:
Biblia Reina- Valera 1960 (RVR1960).
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