Concurso Cervantes: 8ª Entrega

Buenas noches, por lo menos aca en Brasil, Curitiba. Es la primera semana que participo de este concurso. Dejo aqui mi publicación. Un cuento que escribí inspirada en la imagem de la pintura de Goya propuesta por @cervantes. Quiero agradecer a mi madre que desde Argentina fue la primera a leer mi cuento y me corrigió las faltas de ortografia. La invité al steemit y espero que esté por aca en los próximos dias.

Fuente: Post original del concursocervantes

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      **Saturno y Goya**

-- ¿Quieres que sea sincera contigo? No me gusta, punto. ¡No sé porque tengo que explicarte todo lo que siento, lo que quiero, lo que soy!

Y después de gritarme agarró el saco y la cartera del sillón, me miró desafiante, y dando media vuelta salió de casa, dejando tras ella el eco del portazo.

Seguí mirando la madera de la puerta que aún temblaba, mientras absorbía la última bocanada del cigarrillo y lo apretaba contra el cenicero. Tuve que tomar la pastilla y decidí acompañarla con whisky, me iba a ayudar. Había llegado el día que pensé que nunca llegaría.

Siempre terminábamos discutiendo. Me recuerdo que percibí eso cuando ella estaba llegando a los quince. Empecé a encarar las conversaciones como un juego de ajedrez. Mandaba los peones primero, frases cortas, cuidadosas, temerosas y frágiles. Después me aventuraba con el caballo en flancos diferentes, llegando por un lado u otro buscando alguna conciliación. Cuando empezaba a usar los alfiles ya era tarde, las frases eran directas y cortantes. Finalmente tenía que usar la reina, no me daba cuenta que era ella hasta que las palabras salían hirientes, terminando entonces la discusión, generalmente con un jaque mate de mi parte.

Estoy cansado de ser hipócrita. Debo aceptar la verdad. Al final, cuando supe que iba a nacer la abandoné. A ella y a la mujer que la cargaba en su vientre... ¿Quiere juzgarme lector? Entonces déjeme contarle: La madre me comunicó que iba a ser padre después del gemido mas mentiroso que me regaló durante los 3 meses que duró nuestra relación. Se imagina que no continué lo que estaba haciendo y le pregunté si estaba siendo sincera. Si, era verdad. La mocosa continuó diciendo que si venía un nene el nombre iba a ser Saturno y si era nena, Júpiter, porque yo siempre le hacía ver las estrellas... Y se rió.
No preciso sermones, no me cuidé porque pensé que se cuidaba. Le daba clases de medicina y como era universitaria del último año me convencí que no precisaba, que la responsabilidad era de ella. Me equivoqué, porque en ese momento me dijo que lo buscó a los quince días de conocernos. ¡Loca!

No me vio más hasta que yo la vi en el cajón, fría, callada, quieta, diez años después de aquella noche... Y así conocí a Juliana. Estaba con los ojos rojos y sus manos apretaban el vestido arrugado. Me miraba con miedo. Era el calco de la madre excepto la mirada, que era más lejana y pintada de melancolía. La tuve que llevar conmigo y criarla.

Hice todo lo que los padres hacen. La llevé a la escuela, le pegué cuando la vi besando a un chico en la calle, le prohibí vestirse con polleritas cortas y zapatos con taco. La cercené de a poco. Le di toda la paternidad que no había tenido y le robé los recuerdos de maternidad de su infancia. Me desgarró cuando vino con la historia de la facultad, al final no precisaba nada. Le daba todo, quizás por culpa, pero se lo daba… Las discusiones empeoraron.

Hoy me dijo que se va, esta será nuestra última noche bajo el mismo techo. No le gusta nuestra vida, se recibió y consiguió el laburo que le dará la libertad. Yo sé que hay alguien más, alguien que se la está llevando.

Acostado, la escucho entrar. Deben ser las 3 de la mañana. Los pasos suaves dirigiéndose al cuarto, el ruido del agua del baño, la luz que se apaga y después el silencio. Trato de respirar sin hacer ruido para poder escuchar la respiración de Juliana, es esa música que me da el ritmo de los movimientos. Del cajón de la mesa de luz saco la jeringa. Ya la dejé lista con la cantidad exacta de liquido que irá a invadir el cuerpo de ella, dejándola viva pero sin reacción. De un vientre había salido y a un vientre volvería. Esta vez sería el mío, porque se lo debía…

Porque a diferencia de Saturno no lo hago por miedo de ser destronado, lo hago por Amor. Porque si alguien me ve en este momento no verá el retrato que Goya pintó, aquél que transmite terror y locura. Verá un hombre que en cada bocado, paga uno a uno sus pecados.

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Concurso patrocinado por el witness @cervantes.
No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses