Tres poemas y tres fotografías #3

Hola a todos.

Esta es la tercera entrega de una serie en la que —en cada post— escribo tres cortos poemas acompañados de tres fotografías.

No dejes de sonreír

Tu sonrisa, tan pura
y a veces tan fría,
me hace sentir
que mi vida no es sólo mía;

y me refiero a que me das calma,
me das alegría
en esta ciudad tan rota
que se ahoga en agonía.

Quiero besar tus mejillas
tan coloradas y apenadas;
quiero besarlas todo el tiempo,
pues tú eres muy osada.

Me tatuaría tu risa,
eso no es poca cosa
porque jamás has sido indecisa
y además eres graciosa.

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Lobo sin manada

Cogí dos maletas y partí
lejos de todo, pero no de mí,
y aunque no sabía adónde ir
me llené de valentía y me fui.

No tenía mucho dinero,
pero sí un gran corazón
para sentirme un guerrero
con capa, espada y armazón.

¿Cómo podrán, todos ellos,
juzgarme ahora que me he ido?
Yo no soy un gladiador,
pero juro que no he huido;

sólo quise salir y encontrarme
para no sentir más ganas de matarme,
pues mis manos no son muy grandes,
pero se me haría fácil ahorcarme.

Fuente

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Querida soledad

Oh, querida soledad,
eres tan tuya y tan mía.
¿Cómo no amarte
cuando me haces compañía?

Para ti tengo café y cigarros,
aunque no entiendas de qué hablo.
Te abrazo, te siento, te reclamo
cuando el silencio es un desgarro.

Me siento triste y confundido
porque ella me ha enloquecido.
La quería, ella me daba por perdido
y qué triste, pues yo la había querido.

Ahora sólo me quedas tú,
querida y bonita soledad,
así que abramos una de ron
y disfrutemos de esta libertad.

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Gracias por leer. Un abrazo.
—Ajean Medina

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