Volver a casa

Estoy. Realmente no sé si estoy.

No hace falta analizarlo mucho más allá de lo que pienso que se necesita. Usualmente quiero conocer a fondo el porqué de las cosas, el porqué de mi apatía, aunque es común también que no me interese en lo absoluto. «soy el rey del chiste malo»

Abordar esto es complicado para mi, con un par de líneas, no he dicho nada aunque ya ha sido suficiente, quizá todo lo que sé que hay dentro, indefinido, intocable, no despierte.

Mi mente trabaja de manera rutinaria, así me lo parece; siempre las mismas reacciones. Siempre viendo desde lejos; repasando todo más de dos veces después del hecho o en el preciso instante, lo que revela mi falta de planificación o mi gusto por la improvisación, quizá, mi vaga capacidad para tomar decisiones "importantes" o mi visión de un futuro poco benevolente.

Mamá pregunta demasiado, si no lo hace, yo no digo nada, contesto exactamente lo que pregunta, lo que preguntan. Siempre dicen que no hablo completo. Monosílabo.

«No quiero soñar mil veces las mismas cosas, ni contemplarlas sabiamente»

Puedo afirmar que sobrevivo, que por pocas cosas vivo. Es raro, quizá, para un encaminado en las vías de la ingeniería hablar fuera del contexto del sistema internacional de unidades. Pero siempre será necesario necesario, salir de las magnitudes físicas, salir de lo tangible y de lo escrito, cerrar los ojos, ... entender.

Dos décadas; siento que más allá no hay mucho más, aunque sé que no es así. No quiero irme, pero estoy cansado de estar,

No entiendo porqué llegué para hacer cosas que no quiero hacer. No sé porqué tenemos que hacer cosas que no queremos hacer. Aunque las necesidades nos lleven a ello, ¿por qué tenemos que hacer cosas que no queremos hacer?

Las necesidades suprimen en muchos casos al talento, a la felicidad, la paz. Permitirle al universo que te lleve a tu destino; fluir. ¿Por qué? ¿por qué no?

No estoy, quizá realmente no estoy.

(Fotografía: Estación Camp de Tarragona, Autoría: @miguelarl.)