La primera venta de armas de la Administración de Donald Trump a Taiwán y la aprobación del Senado estadounidense de un proyecto de ley para reanudar las visitas de la Marina de los EEUU a los puertos de esta isla han provocado un gran malestar en China, en un momento en el que las relaciones entre las dos mayores economías del mundo han empeorado tras unos meses de entendimiento.
Este jueves, la portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Heather Nauert, dio a conocer el acuerdo por el que Washington suministrará a Taipei armamento por valor de unos 1.220 millones de euros. La venta, que necesita primero de la aprobación del Congreso de EEUU, incluye la transferencia de torpedos, misiles, apoyo técnico para radares de alerta temprana y componenetes de misiles SM-2, y servirá para que Taiwán pueda "mantener una capacidad suficiente de autodefensa".
Como era de esperar, Pekín criticó con rotundidad este acuerdo, ya que considera a Taiwán como parte inalienable de su territorio pese a que la isla se gobierna como una nación independiente desde 1949, con sus propios representantes, divisa, o política interior y exterior desligada de la de China. "Hemos expresado nuestra firme oposición a Estados Unidos y nos reservamos el derecho a tomar nuevas medidas", declaró el embajador chino en Washington, Cui Tiankai, aunque sin especificar cuáles serían.
Este es el primer acuerdo de este tipo entre EEUU con la isla desde que Trump llegara a la Casa Blanca en enero de este año. La última de estas ventas se produjo en diciembre de 2015 cuando, bajo la presidencia de Obama, se transfirió armamento por valor de casi 1.600 millones de euros (incluyendo fragatas, misiles y vehículos anfibio de asalto).
Desde que Washington ratificó su política de "una sola China" y aprobó su Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, todos los presidentes de la nación americana, desde Carter a Obama, han vendido armamento a la isla, algo permitido por los acuerdos pero que China siempre ha condenado. El pasado 30 de marzo, Pekín ya advirtió de que la venta de armas estadounidenses a Taipei no podrá detener la reunificación con China.
Navíos militares en Taiwán
El anuncio se produjo tan solo un días después de que un comité del Senado estadounidense aprobara un proyecto de ley para permitir a sus navíos militares atracar en los puertos de Taiwán. A falta de que la ley sea aprobada por el Congreso y después por el presidente Trump, China reaccionó con gran enfado oponiéndose "firmemente" a la medida.
"La cuestión de Taiwán tiene que ver con la soberanía y la integridad territorial de China, y pertenece a los asuntos internos del país", aseguró a los medios el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lu Kang. "Instamos a EEUU a que cumplan su compromiso sobre la cuestión de Taiwán, detengan inmediatamente los contactos militares y las ventas de armas y eviten dañar las relaciones y la cooperación bilaterales en otras áreas".
Ayer jueves, EEUU también anunció la imposición de sanciones sobre un banco, una compañía naviera y dos ciudadanas chinas por ayudar a Corea del Norte en el desarrollo de su programa nuclear y de misiles y de lavar dinero para el régimen de Pyongyang. El secretario del Tesoro estadounidense, Steve Mnuchin, señaló que los castigados son el Banco de Dandong y la firma Dalian Global Unity Shipping, además de los dos ciudadanos, quienes no podrán hacer negocios con empresas o personas vinculadas a los Estados Unidos.
Pese a que numerosos expertos norteamericanos afirman que las empresas chinas juegan un papel clave en el financiamiento de Pyongyang y sus programas armamentísticos, Mnuchin aseguró que la decisión tomada no es un mensaje para Pekín. "Esto no está dirigido a China, seguimos trabajando con ellos", aseguró, señalando que continúan investigando a otras compañías por sus posibles vínculos con la dictadura norcoreana.
Sin embargo, varios medios estadounidenses han asegurado que el presidente Trump está cada vez más frustrado con China por cuestiones comerciales y su inacción y falta de presión sobre Corea del Norte para frenar sus ambiciones nucleares, por lo que estaría considerando tomar acciones comerciales contra Pekín.
Las relaciones entre Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, comenzaron con muy mal pie después de que el estadounidense decidiera hablar por teléfono con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, y pusiera en duda la política de "una sola China" al poco de entrar en la Casa Blanca. Sin embargo, tras una conversación telefónica en la que Trump reafirmó su compromiso con este principio y el encuentro que ambos líderes mantuvieron en Florida el pasado abril, las relaciones mejoraron ostensiblemente, lo que dio pie a la firma de varios acuerdos comerciales.
Pero ahora, parece que Trump, que apostó por China como vía para lograr presionar al líder norcoreano, está viendo con frustración cómo su plan no funciona. "Aunque aprecio enormemente los esfuerzos del presidente Xi y China para ayudar con Corea del Norte, no ha funcionado. ¡Al menos yo sé que China lo intentó!", aseguró en su prolífica cuenta de Twitter el día previo a que funcionarios de ambos países mantuvieran un encuentro.
Tanto el tema de Corea del Norte como la venta de armas a Taiwán estarán presentes en el segundo encuentro que Trump y Xi mantendrán la semana que viene en el marco de la cumbre del G20 que acoge Alemania. Mientras tanto, este mismo jueves, Trump también se reunió con el nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-in, para hablar, entre otros temas, de las vías para hacer frente al régimen norocoreano.
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