Despertarse un sábado a las 630 am en el día después de la postguardia es algo que normalmente no pasa.
A menos, claro, de que sea para ir a pasear, y el sábado fuimos a una ruta que me intrigaba mucho: visitamos el Parque Los Chorros en Caracas. Yo había ido de pequeña, y tengo recuerdos muy claros de algunas partes del parque. Pero luego crecí, no fui más nunca, se puso peligroso y lo medio olvidé.
Desde hace semanas, sin embargo, estaba pensando mucho en ese lugar. Igual no me atrevía a ir sola, no sabía cómo estaba la seguridad ni nada de eso. Entonces, pasó que Derbys, el guía de Fundhea (ya les he hablado de ellos en otras publicaciones, son una fundación de recorridos patrimoniales) me habló de que estaban por inaugurar una ruta hacia allá y me invitó, porque había leído un post anterior (este, en el que fui con ellos a la ruta del Dr. Knoche) y le llamó la atención.
[Bitácora de la capitana: agradecimientos públicos por la invitación ¡Siempre voy feliz!]
Desde que publiqué la primera foto de este paseo en Instagram me han preguntado muchísimo que dónde es eso, que ellos no sabían nada, que eso no puede ser en Caracas. Cuando les digo el sitio los que son de mi edad se quedan pensando, porque sí, es muy probable que fueran de pequeños. Los más pequeños en verdad no tienen ni idea. Me entristece un poco porque supongo que esa generación cayó en el hueco de no conocer nada de aquí. Es la edad de mis primos, que nacieron aquí pero por la inseguridad y afines, no tienen ni idea de que eso existe. Luego me alegro un poco cuando veo que hay interés por ir, aunque con ese interés haya un poco de temor y reserva. ¿Recomendación? Vayan en un tour. Armen un grupo grande. Pregunten, anímense. Ustedes no se pueden ir a vivir a otro país sin saber que a 3 calles de la Francisco de Miranda sale este chorro de naturaleza. Que por cierto, que envidia con la gente que vive en los edificios que lo rodean y se despiertan con ese sonido todos los días.
Este sitio tiene historia
No, no es solamente una cascada absurda en el medio de una ciudad. Este lugar es atractivo porque tiene historia. En teoría, la urbanización Los Chorros se iba a a llamar urbanización El Ávila, pero el otro nombre ganó porque todo el mundo iba a refrescarse a los chorros del Río Tócome. Era como el paseo de moda del siglo ante pasado: o ibas a Macuto, o ibas para allá. Recuerden que técnicamente esto no era Caracas; Caracas era en El Centro, todo lo demás era lejos. Hasta el río se llegaba en ferrocarril (el parque como lo conocemos hoy existe apenas a partir de 1971), y más adelante en carro. Los muchachos se iban caminando, como quien hace hoy una excursión larga por el Henry Pittier. Además, este sitio era LA urbanización. Si se fijan, hoy en día hay unas casas todavía espectaculares y de tremendo valor histórico. Algunas siguen siendo residenciales y otras son ahora colegios o tienen otros usos, y hay varias a las que me encantaría entrar (atención, grupos de tours, idea ahí).
Total que cuando se construyó la Cota Mil, este sitio estuvo a punto de desaparecer. Querían embaular la cascada y llenar todo esto de concreto, y gracias a Dios que no pasó. Alguien se empeñó en que este parque tenia que seguir existiendo (necesito el nombre de esa persona) y derivó en que los planes cambiaran y se construyera el primer viaducto de este tipo en Venezuela, los llamados “puentes atirantados” que se van construyendo sacando los tramos “tirándolos” desde cada columna (no pidan más, que soy médico, no ingeniero. Yo fingí entender cuando estaban dando la explicación pero ni con Wikipedia sé qué dije). Una de las cosas que más llamaron la atención del maracucho (¿Se acuerdan de él? El del cuento del occidental, el que me acompaña a todos lados) es la forma en que pasa este viaducto por encima del parque, porque te sientes como en una escena de Star Wars (sip, somos fans) donde los Imperial Walkers te están pasando por encima. No solo eso, sino que es la prueba de que el progreso no tiene que estar divorciado de los esfuerzos por preservar la naturaleza.
El paseo
Cuando sales con Fundhea necesitas inscribirte días antes, llenar una planilla y hacer el pago. Con esta ruta en particular, pasó que era el paseo inaugural. Es decir, era la primera vez que lo hacían con público. Hay cosas todavía por mejorar, y la información aún tiene que desarrollarse más, como con todo lo que está empezando. No es una ruta costosa, pero me parece que por el simple hecho de ir acompañados vale la pena la inversión.
[Nota de la Capitana: siempre lleven efectivo a este tipo de cosas, nunca sabes cuando lo vas a necesitar. En este caso, no contaba con que tendríamos que costear el pasaje del bus desde el punto de encuentro, y con la escasez de efectivo que tenemos, casi nos toca ir caminando]
La entrada del parque es imposible no verla. En la entrada hay personal de Inparques, revisan los bolsos ‘por seguridad’ y son muy amables, aunque quizás como prestadores turísticos podrían dar más información. El paseo no es para nada difícil, cualquier persona puede hacerlo. Incluso aquellos con movilidad reducida podrían pasear por la mayoría de las caminerías. Apenas al entrar ya se dan cuenta de que a la vista va a predominar el verde. Como siempre, mi mente transformó esto apenas lo vio y pensé en todas las mejoras que pueden hacerse. Actualizar el cafetín, poner un alumbrado con los bombillitos entre los árboles y que esté abierto al público de noche, música… no tienen idea de todo el potencial que tiene este lugar.
Aunque desde que entras es increíble la cantidad de verde, verde, verde que te rodea y no te crees la cantidad de naturaleza que hay en el medio de una ciudad, lo cumbre aquí es llegar y ver la caída de agua. Abran bien los ojos porque además, la vista del viaducto (o las patas delos Imperial Walkers) encima de sus cabezas por lo mínimo les va a causar respeto. Sigan el curso del agua, pasen por el cafetín (la Sra. que lo atiende tiene 45 años ahí, y cuando fuimos no había nadie consumiendo. Mis respetos porque no sé cómo se han mantenido) suban a los miradores y luego, siéntense a escuchar el agua (y a mentar un poquito de madre porque hay basura flotando en los pozos). Les doy un dato: en la entrada, la Guardaparques nos dijo que los adultos se pueden bañar, con un atuendo apropiado -o sea, un traje de baño decente- en la segunda poza, la de más arriba. Por si les provoca.
Algo curioso que pasó: al llegar al primer pozo, que nos dijeron se le conocía como “Ño Alejandro” desde los tiempos de antaño, vimos que había alguien parado peligrosamente en el borde. Ese alguien nos hacía señas para tomarle una foto, pero luego se escondió. No entendimos mucho qué estaba pasando y de hecho el maracucho era el que tenía la cámara -yo necesitaba mis retratos-. Pero de repente escuchamos un grito y vimos a ese alguien saltando desde los ¿20? metros hacia el mini pozo de agua. Creo que todos quedamos como en shock, pero salió vivito y coleando. Según el que saltó, lo lleva haciendo de toda la vida y se sabe cada hüequito donde debe y no debe caer, aunque la primera vez que saltó se esperoló una pierna. Ustedes no salten, porfa.
Si se animan a ir por su cuenta, sepan que pueden llegar en transporte público o en carro particular. En transporte: los autobuses se toman en la salida de la estación del metro de Los Dos Caminos. El costo el sábado pasado fue de 700 Bs. por persona, y los deja casi en la misma puerta. En carro particular: si los van a dejar, que suban desde la Francisco de Miranda por la calle Sucre y pasen por la principal de Los Chorros dirección este, y van a ver la entrada grandota. Si llevan su carro, arriba hay un estacionamiento. Yo vi un solo carro estacionado ahí y no vi mucha seguridad en la entrada, por lo que no puedo recomendarles o no que dejen su carro ahí. Recuerden que los lunes no abren y que cierran a las 4:30 pm [Sean precavidos, no es el parque más vigilado que hay]
Fuente: Google Maps. Ahí está más o menos el camino: lo más fácil es subir por la avenida Sucre, como si fuesen a Los Galpones, y luego agarrar la principal de Los Chorros.
Para ir a los paseos de Fundhea, entren a su Instagram, chequeen su cronograma y pidan la información para inscribirse. [Nota de la Capitana: Les cuento que este sábado 2 de diciembre la gente de Ccsen365 también hará el paseo. Me encantaría ir para ver qué ofrece su ruta, pero me toca trabajar, así que me tendrán que contar. La vida es dura]
Salgan a conocer Caracas. Los está esperando para mostrarse bonita y simpática.
El grupo del paseo!
Este artículo fue publicado originalmente en mi blog, www.todoesunviaje.wordpress.com. Todas las fotos son mías.