NIÁN (2.3)

Llega el final del verano, ya no hay playa y empieza el primer año de colegio de Niàn. Como era de esperar cuando su madre lo deja entrando por la puerta solo, sabe que su hijo se va a dar la vuelta para volver con ella por el propio miedo que siente Nián, pero ella se quita de la vista de él sin dejar de controlarlo, Nián, cuando se da la vuelta llorando desesperadamente por el miedo a lo desconocido y ve que su madre ya no está, se vuelve a girar mirando hacia dentro del patio del colegio y limpiándose los ojos de lágrimas comienza a caminar hacia la clase. Entra en clase y ve a veintiocho niños más llorando todos igual que él y empezó a reir, la mayoría de los niños que lo miraron que eran los que mas cerca de él estaban, comenzaron a reir medio llorando hasta dejar de llorar, Nián los miraba con complicidad transmitiendo tranquilidad y mientras, se producía un acontecimiento que se podría catalogar de insólito, la profesora solo sabía soplar y resoplar, llevándose las dos manos a la cabeza, colorada como una fresa madura, se levantó cogió la papelara, metió la cabeza dentro de la papelera como un avestruz con signos suicidas y empezó a hacer ruidos extraños,(estaba vomitando de los mismos nervios), luego sacó la cabeza, se limpió con un pañuelo y salió de clase, la mayoría de niños se callarón al ver que estabamos solos y lo que un minuto antes parecía un drama, cambió y se convirtió en un lugar de juegos, muchos corrían alrededor de las mesas, otros iban a la mesa de la profesora, otros a la pizarra, hasta que tocaron la campanita que anunciaba la hora del recreo. Ese mismo día Nián jugó con unos niños al piyapiya,como no conocía muy bien el colegio, cuando corría huyendo del que lo intentaba coger, miró un instante hacia atrás y cuando fué a mirar otra vez hacia delante, chocó a toda velocidad contra una farola y se quedó semi-inconscient, el hijo de un profesor fué el que lo auxilio y dió la voz de alarma, entonces desde ese momento Niàn decidió que Alberto sería un gran amigo suyo.
Cuando pasó todo Nián fué a casa y le dijerón a su madre que lo llevara al médico para asegurarse de que el niño no le quedaran lesiones, durante dos dias no fué al colegio, quedándose en casa solo por las mañanas. Su mamá se iba de compras y èl que ya sabia caminar y escalar, se subía en el mueble del salón y como recordaba cuando su padre abría una puerta girando una llave estando enfadado y sacaba una botella y bebía de ella, èl hizo lo mismo enfadado por quedarse en casa y no poder ir a jugar al cole, cogió una botella de color marrón no muy grande, desenroscó el tapón y bebió de ella, empezó a quemarle la garganta pero ese licor de café dulce al momento dejaba de quemar y quedaba un regustito dulcecito muy rico. En dos días Nián acabó con una botella de Tia María de licor de café y media de Cuantreau que su padre le echaba a la piña, se puso malito y ni su madre ni su padre sabían de que había sido. Nián empezó a sufrir una efermedad en el hígado, no pudo ir al colegio durante ese año, teniendo que pincharse penicilina dos veces en semana, así durante meses, estuvo muy malito.
Pasaron los meses y se recuperó no por completo pero mejoró considerablemente, llegó la Navidad y montando el portal de Belén, su padre abrió la puerta de el mueble-bar del salón y fué a por un vaso con hielo, cuando volvió se dió cuenta del motivo por el que su hijo había enfermado, lo encontró bebiendo de la botella de Tía María como si de un biberón de Colacao se tratara, su papá empezó a gritar: ¡Virgy, Virgy, ven corre, corre corre ven y mira a tu hijo!, la madre llegó y estupefacta quedó al ver a su hijo con la botella venga a tragar, venga a tragar, ¡mi niño!, (dijo la madre sin dar crédito), Jegús asintiendo con la cabeza y riendo sin poder controlar la risa,¡jajaja,jajajaja,jajajass...!, a la vez le decía a su mujer: ¡y yo pensé hace tres meses que te habías tirado a la bebida y que te habías bebido la botella de Tía María!, ¡jajahajaa,jajaja!...(continuará)