El pasado jueves 12 de octubre realicé mi última guardia como médico Rural del Ambulatorio de Caraballeda en el Estado Vargas, Venezuela; año que si tendría que describirlo con una palabra sería: Rudo ¿Por qué? Porque primero, fue el primer año en el que trabajaría, un año en el que tenía toda la responsabilidad sobre la toma de decisiones en cuanto nada más y nada menos que sobre la vida de alguien más; segundo, las condiciones en la que se encuentra mi país hace el trabajo un poco más tenso o desesperante, porque el estar trabajando practicamente sin nada y sin hospitales a donde llevar las emergencias es muy estresante, sin dejar atrás los episodios de violencia los cuales nos tocan enfrentar, con amenazas hasta de muerte. En fin, fueron 61 guardias en las cuales aprendí a ser un poco más paciente, a ponerme cada vez más en los zapatos de tra persona, en las que aprendí que hasta sentarme a hablar durante unos minutos u horas sirve de alivio para las personas, aprendí también a buscar mil y un maneras de resolver un problema y a confiar en las demás personas un poco más.
Lo que siempre escuchaba en la universidad sobre que "cada paciente es un libro" es completamente cierto, cada persona es una historia, un padecimiento, un montón de problemas totalmente diferentes al de cualquier otro y la atención debe ser individualizada y tomada en cuenta.
Me llevo lo mejor de cada historia, con sus finales felices y a veces dolorosos, con la sonrisa de la gente al verse aliviada, con los agradecimientos y las frases como : " Dra. Que día vendrá nuevamente para seguir viendome con usted" o " gracias por escucharme" ..son las recompensas que nos alegran el día y nos hacen querer seguir haciendo lo que más nos gusta, el ser médico.
Que gran año rural.