Recuerdo haberle dicho.
Fue un miércoles o jueves, es difícil de saber. Estaba bastante entrada la noche, hacíamos lo que acostumbrábamos: acompañarnos. Cuando estás con alguien por mucho tiempo y ves sus fortalezas te empiezas a sentir segura. No sé realmente que fue lo que me dio el impulso final, quizá fue la cantidad de veces que pensé en eso o tal vez sentirme vulnerable ante su cuidado. Lo cierto es que fui honesta, no sé si él entendía a lo que se estaba enfrentando pero quería hacérselo saber.
Había algo de luz, se que venía de la calle pero no se si era la luz del poste o del jardín de alguien más. Lo cierto es que a penas podía ver su rostro. No tenía interés en su reacción. Hablé con fines informativos aunque de cierta forma esperaba el rechazo, creí que al entender mi condición huiría. Hubo un silencio cómodo, de esos que no quieres que se acaben porque estás feliz de solo estar ahí.
No tuve opción, pueden creer que si pero no y entonces empecé a hablar.
Estábamos muy cerca pero mis palabras nos habían de volver distantes en segundos.
[Fuente](http://pid92.blogspot.com/2014/03/frias-camas.html)
¿Sabes?
-le dije y no había vuelta atrás- Recuerdo una vez que una amiga me dijo que nunca debía mostrar todas mis virtudes porque cuando la gente ve lo que puedo dar me exige aún más. Me dijo que mostrara poco y de manera progresiva, así no se aprovecharían de mi
-suspiré-.
Entiendo
-me dijo y entonces seguí-: Yo soy como esas personas de las que ella me dijo que me cuidara. No porque me guste aprovecharme de los demás sino porque una vez que me dan algo empiezo a exigir más.
Hubo otro silencio pero de los incómodos.
Quiero que sepas que cada vez que me demuestras tu cariño de una forma u otra siempre voy a querer más. Si me besas dos veces la próxima querré eso y más. Si me abrazas fuerte y me acaricias pues la próxima vez querré un abrazo más fuerte y más caricias.
Ya empezaba a sentir vergüenza, me sentía expuesta ¿¡Para qué dije nada!? ¿¡En qué estaba pensando!? ¿¡Por qué tengo que ser tan débil!? ¿¡Por qué no solo seguí disfrutando de su compañía y dejé que la noche pasara!?
Lo que quiero decir es que nunca será suficiente para mi, yo nunca estaré satisfecha.
Estaba llorando porque entendí la naturaleza de mis acciones impulsivas, le estaba diciendo de una manera u otra quién era para que aprendiera a lidiar conmigo y se quedara.
No soy como una persona usual
-le dije con temor-no me creo más o menos especial que nadie, solo no soy como el común. Yo nunca estoy satisfecha, por lo menos no de amor, no de afecto. Yo siempre querré que me beses y abraces, querré que me cantes canciones, que me acaricies, que me digas lo que sientes, siempre querré que me mires, siempre desearé toda tu atención y no menos.
El sólo se rió y me abrazó. ¿Nunca estarás satisfecha entonces?
-dijo mientras se reía-.
No sé que significó eso, no entendí nada de lo que pasó pese a que yo le di pié a la situación.
Aún seguimos haciendo lo que hacemos por costumbre pero algo ha cambiado.
No estoy satisfecha. Sigo esperando más y más y mas de él. Trato de dar en la medida que exijo.
A veces creo que no lo soportará y huirá, creo que me dirá que está harto de mis exigencias o de mi excesiva necesidad de su presencia. De cualquier manera intento no ser tan intensa y directa, trato de no ser tan exigente, trato de no ser tan posesiva, trato de no volverme loca en sus ausencias, trato de no llorar cada vez que se que es momento de despedirnos, trato de no llorar pensando en que pasaré las próximas horas sin él.
Sigue aquí, no se ha ido y no entiendo bien por qué si le he dado motivos y situaciones perfectas.
Luego de esa noche solo pienso una y otra vez en que yo se lo dije.