La vida está llena de decisiones. Algunas son importantes, y otras, bueno, no tanto. A veces tomamos malas decisiones, y otras veces, simplemente son decisiones tontas.

Yo, definitivamente, he hecho mi parte tomando decisiones tontas y, por suerte, he vivido para contarlo.

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Algunas veces, aprendería de ellas, y otras, simplemente seguiría siendo un tonto. Hubo un tiempo en mi vida, en realidad hasta hace tan sólo una década, en que realmente no había ningún sentido, propósito, meta, o límites. Aunque lo hice, me alegro de que ya no estoy allí.

Cerca del comienzo de aquella época, ya estaba profundamente sumergido en las drogas y el alcohol. Acabé sumergiéndome mucho más profundo, pero estaba dejando la parte menos profunda de la piscina de las drogas detrás en ese momento. Había estado en una relación que terminó mal, y me estaba cuidando mucho menos de lo habitual. Un antiguo vecino y uno de sus amigos pasaron para ver si quería colocarme, así que me metí en la camioneta con ellos.

Resulta que no tenían nada de hierba todavía, así que fuimos a ver a un distribuidor local. Esto debe haber sido muy al principio del año 2000, porque todavía era invierno. Total, llegamos, fumamos, compramos algo de hierba, y ellos salieron...

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Me dejaron solo en la habitación, solamente por un momento, y eso fue todo lo que necesité.

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Fui el último en salir, pero no me fui solo. ¿Mi acompañante? La cartera del traficante, llena de billetes. Como he dicho antes, he hecho un montón de cosas en mi pasado de las que me arrepiento, y he hecho daño a mucha gente. Lo más probable es que no te hubiese gustado mucho antes. Puede que pareciera un chico feliz, divertido, pero era más como una loca enfermedad, sin ningún beneficio real o influencia positiva en nadie. Puedo tener remordimientos, pero no puedo cambiar lo que pasó. Sólo puedo cambiar la forma en que vivo mi vida ahora, y cómo elijo intentar solucionar los errores de mi pasado.

Así que, tuve un breve momento de oportunidad, y lo aproveché. La oportunidad y la billetera. En el viaje de vuelta a dejar al colega de mi amigo, me colé un pico en mis nuevos fondos. Aunque tenía un montón de dinero en efectivo, también había algunos cheques en la cartera. Supongo que sería dinero de regalo de Navidad o de cumpleaños de familiares, pero como no tenían mi nombre en ellos, por la ventana que se fueron, junto con el resto de la cartera. Sólo me quedé el dinero en efectivo.

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No muy tarde, vino a buscarme.

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Como no tenía ningún problema en ser un ladrón en ese momento, la mentira tampoco era un problema para mi. No tuve ningún reparo en engañar a alguien si eso me hacía ver mejor o me mantenía fuera de problemas. Así que, después de un episodio muy convincente de "no tengo ni idea de lo que estás hablando, debe haber sido uno de los otros chicos", la vida siguió como de costumbre.

Pasaron años; pero en algún momento, en 2002 o 2003, tuve un encuentro con el mismo traficante. Estaba de vuelta en la ciudad de Madison, y le vi en un bar. Al no tener verdadero remordimiento o culpa, me acerqué y le saludé. Hablamos durante un rato, y le regalé otro episodio de "estoy libre de culpa, no me acuses". Luego fuimos fuera a la zona de aparcamiento para pillar.

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Ahí fue cuando las cosas dieron un giro, a peor.

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Acabé en el asiento central de una camioneta con el traficante a mi derecha, y su amigo a mi izquierda. Yo estaba intentando averiguar en qué bolsillo tenía la hierba, el traficante empezó a buscar algo en la guantera, y preguntó "¿Dónde está?"

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Su amigo respondió, "tengo una aquí mismo", y puso el cañón de una pistola con fuerza contra mi sien izquierda.

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Como he mencionado anteriormente, mi vida era una serie de derivas y sinsentidos en aquel momento. Honestamente, cuando el frío metal del cañón de la pistola me golpeó la sien y me di cuenta de lo que estaba pasando, mi único pensamiento fue: "Estupendo, ahora tengo lidiar con esta #@%* (cuestión)." Supongo que en aquel momento se registró en mi cerebro como un inconveniente, y no como una situación potencialmente letal.

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Sé que estaba bebiendo y colocado, pero aquello seguía siendo lo bastante malo como para ser consciente de hacia donde iba la situación.

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Bueno, tomó un poco de tiempo salir de esta situación. El traficante estaba firmemente convencido de que yo era su hombre, y su amigo no cejaba. Cambié de ser "no culpable" a ser ahora una "víctima inocente", capturado en el lugar equivocado en el momento equivocado. Mi sien estaba ya magullada y golpeada, y luego empujaron la pistola hacia la cavidad de mi ojo, haciéndome un corte mientras el metal del cañón de la pistola presiona la delgada piel contra el hueso detrás de ella. Obviamente, estos chicos se sentían bastante frustrados por mi falta de cooperación.

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Luego me golpearon con la pistola en la boca.

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Al principio pensé que me habían movido un diente, golpeándolo hacia atrás en un ángulo. En realidad, se me había roto. Nunca llegué a encontrar la otra parte. No estoy seguro de cuánto estuvieron conmigo, pero sé que se prolongó durante un tiempo ridículamente largo, en mi opinión.

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Al final, no consiguieron nada de mí. Ni confesión, ni dinero, ni hierba.

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Cuando finalmente me soltaron, empecé a caminar lentamente hacia el bar. Por primera vez, temí que pudieran dispararme. Por supuesto, podrían haberlo hecho antes, o la pistola podría haberse disparado accidentalmente y pegarme un tiro en la cabeza, pero esta fue la primera vez en que realmente temí que pudieran hacerlo.

Yo estaba solo en el estacionamiento, caminando de vuelta al bar. Ellos estaban dentro en un vehículo, con un arma en sus manos. Qué fácil habría sido simplemente disparar unas cuantas veces y largarse.
Bueno, conseguí llegar de nuevo al bar, y el portero se quedó pasmado. Me preguntó si estaba bien y qué había sucedido. Le dije que sólo tenía que lavarme la cara, y me fui al cuarto de baño.

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Cuando me miré en el espejo del baño, supe por qué el gorila se había asustado. Estaba lleno de sangre.

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Empecé a limpiarme la sangre y examiné lo que quedaba de mi diente. Cuando me había lavado, a medias, fui de vuelta a la barra a tomar otra copa. Inmediatamente me invitaron a entrar a una oficina, y el hombre decía algo sobre llamar a la policía. Le dije que no era necesario, y que no era para tanto. Repitió y aclaró el mensaje.

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"Ya hemos llamado a la policía"

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Siendo ese el caso, sabía que tenía poco tiempo. Le dije que tenía que ir enseguida a hablar con mis amigos, e inmediatamente salí de la oficina para poder deshacerme de cualquier sustancia ilegal que tuviera. Me pareció muy extraño que en todo el tiempo que estuvimos fuera en la camioneta, no fui capaz de encontrar mi hierba, ya fuera para fumar, en un principio, o para dársela cuando estaban tratando de encontrarme algo.

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Ahora que la policía estaba de camino, encuentro la marihuana de forma inmediata; perfecto.

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Tuve que hablar con los policías durante un rato, e incluso fui a dar un paseo con uno de ellos en un intento de mostrarles por dónde se había ido el agresor. Nunca lo encontraron, ni a él ni a su amigo, y nada más me ocurrió esa noche.

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Sin embargo, la mentira que estaba viviendo no terminó aquella noche.

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ESPERO QUE HAYAN DISFRUTADO DE LA PARTE 1.

NO SE PIERDAN EL RESTO DE LA HISTORIA, MUY PRONTO EN STEEMIT.

Como siempre, yo soy @papa-pepper, y aquí está la prueba:

Prueba-de-papa-golpeado-con-una-pistola

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