Recuerdos de una noche de Fin de año

Quiero probar en estos momentos sus labios, esos labios que no emiten ni una sola palabra cuando lo beso, cuando lo muerdo. Nuestras lenguas se unen, se entregan, se enredan, para despertar esas ganas que ambos nos tenemos, esa pasión que es prohibida, haciendo que nuestros encuentros sean más placenteros.

Mi lengua se escapa de su boca, y comienzo a recorrer su barba hasta su oído, siento que se estremece, me estrecha fuertemente a su cuerpo, siento su hombría levantarse y lo restriega a mi vientre, sigo lamiendo su cuello, sus manos agarran fuertemente mis nalgas, con desespero, mientras susurra que me extrañaba, que me desea con ansias, mis labios buscan su boca para callarlo, no quiero oírlo, solo quiero sentirlo, beso tras beso, nuestros labios se hinchan de tantos besos deseosos.
Sus manos rozan mi pantalón, los desabrocha y lo quita, mis piernas se abren para sentir sus manos sobre mi sexo, sus dedos lo estimula, lo excita, siente y mide mi humedad y la saborea. En el momento justo me penetra, nos unimos y bailamos al compás del placer y la lujuria. Su habilidad me hace perder la cabeza, olvidándome de todo, del lugar, del que nos puedan encontrar.
Me penetra fuerte y profundamente, susurras nuevamente, acerco mi boca a la tuya y te silencio nuevamente devorando, mientras tu entras, sales de mi una y otra vez, mis caderas llevan tu ritmo, tu gimes, yo muerdo mis labios disfrutando del placer que nos estamos brindando, la lujuria, la pasión nos hace llegar hasta el orgasmo. Un fuerte ruido de fuegos artificiales me hace reaccionar, me vuelve a la realidad, todo era producto de los recuerdos, de lo que habia vivido hace unas horas.