Amar, querer.

Según un libro que me gusta mucho (El Principito) trata de explicarte porque amar y querer no es lo mismo, claro que no lo es pero es sentir. Habla del querer como un sentimiento egoísta mas para uno mismo, más para nuestras expectativas, nuestro disfrute o planes, nos apegamos como si fuera nuestro y es que queremos que lo sea sin importar que. Querer despierta nuestra sed de compañía, por ende no dejamos de esperar y hasta nos sentimos solos o no disfrutamos de la misma manera que cuando tenemos su compañía. Principalmente esperamos ser correspondidos, lo que nos lleva inevitablemente al sufrimiento por el otro, por el que queremos y no nos quiere.
Por otro lado amar lo razona como un sentimiento totalmente desinteresado, donde solo se quiere y se entrega desmedidamente todo a la persona que amas para que este bien contigo o sin ti. Dejar que sea feliz e incluso alimentar su felicidad cuando esta no te incluya, lo que automáticamente desaparece el sufrimiento, no hay sufrimiento porque se supone que no existe el apego. Esto no implica que dejes de amar cada faceta, enojo, alegría, frustración, hábitos o hasta su misma alma.
Esto me resulta hermoso pero también relativo. He amado mucho, también sufrido y todo lo ha provocado la misma persona. Como el cielo y el infierno.