Una mirada que turba,
una mirada que prende
una mecha de sentimientos,
dormidos, de adolescente.
Una sonrisa que arroba,
una sonrisa que mueve,
que osa, que embruja,
¿sientes?
Pasiones aletargadas,
escondidas, no fuese
el corazón a engancharse
de nuevo a quien no se tiene.
El discurrir del tiempo,
imparable,
y bajo un manto de sueños,
aquella semilla aún duerme.
Una voz,
una sonrisa,
unos ojos verde intenso,
mil palabras,
mil requiebros bajo el pelo,
unas manos,
mil cien besos,
son rescoldos de las brasas,
son rescoldos de aquel fuego.
Dos miradas, un combate,
una danza de buscarse,
de retarse y encontrarse,
de embrujarse, de quererse...
En el fondo, el sentimiento,
en secreto, está presente.
María Pérez Martínez (Omaluna)