Si pensamos y nos vamos unos años atrás, los grandes escritores siempre los destruyen en su país, pues eran transparentes y sinceros. Contaban con una gran cualidad, tenían un poder, el poder tan fabuloso de la PALABRA, por eso siempre los destruían los lideres, ellos sabían que un simple escritor los haría perder seguidores. Las palabras son mágicas, eso lo he aprendido con lo años. La mayoría de los lideres políticos, religiosos, entre otros, suelen tener un discurso limpio y fenomenal. A veces el exceso de ambición por parte de las personas es desmedido, pero su discurso es impecable, lo que los convierte en líderes.
Si eres inteligente con las palabras, puedes llegar muy lejos, pues sabrás como tocar a las personas. Para eso es importante saber a que tipo de publico te diriges y pensar en que es lo que le debes decir y que es lo que ellos quieren escuchar. Esa frase puede sonar un poco atrevida y desmedida, pero si lo analizas, es la verdad.
Esas personas que leen y entienden, se llenan poco a poco de conocimientos y pueden tener palabras mágicas para llenar a los demás. Solo se debe recordar que las palabras deben ser claras y fluidas. De esa manera crean movimientos en donde podrán conducir personas, en el buen sentido de la palabra. Cuando las personas se llenan de palabras inútiles o mal dichas, les suele causar conflictos con las personas con las que se relacionan.
Personajes históricos construyeron increíbles discursos o simplemente hablaban en alegorías, lo que les fascinaba a los pueblerinos. Uno de estos grandes personajes, cuenta la historia, que fue Jesucristo, pero adivinen quien mas lo fue... Adolf Hitler.
Las palabras son un arma de doble filo.
Apartando la distancia de grande el segundo era un total y absoluto resentido y asesino social. Históricamente existen otros timadores como Mao, Stalin y Fidel Castro, ahhh y la momia.
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