Hace dos años creo que encontré a mi primer amor en una clase de guion audiovisual dos. Él tuvo la amabilidad de buscarme una silla ese día.
Recuerdo sus ojos verdes y su elegancia para hacer algo tan simple como manipular un lápiz y escribir.
Esa semana de inicio de clases noté que coincidíamos en tres asignaturas y pronto nos volvimos amigos.
Él me gustaba mucho, a veces cuando él no se daba cuenta lo observaba mientras el contemplaba la ventana del salón. Todo parecía una pintura, yo quería grabarlo en mis recuerdos para después inmortalizarlo con poemas o alguno de mis dibujos. Que su imagen y sus actos fueran recordados y vistos como yo lo hacía.
Durante un año escribí poemas inspirados en su esencia, ¿sería posible haber encontrado una musa?, él no tenía conciencia de lo que yo hacía. Yo tampoco planeaba que lo supiera.
Quererlo de manera romántica se había convertido en un secreto exquisito que me servía como recurso para escribir. Usaba mis sentimientos como instrumento de inspiración y no como un recurso para acercarme a sus labios.
Recuerdo una tarde lluviosa. Éramos un grupo de cinco personas, todos nos disponíamos a tomar el metro desde la universidad y esperábamos a que escampara.
Yo me senté sola a ver la lluvia, era lindo ver resbalar las gotas en los faroles.
De repente lo sentí sentarse al lado mío; no nos dijimos nada. La lluvia y el aire tibio hablaban por sí solos.
- Ori, ¿recuerdas la película Pulp Fiction de Tarantino?- dijo.
Yo asentí con mi cabeza. - Bueno, hay un diálogo entre Uma Thurman y Jhonn Travolta cuando están en el restaurante. Ella dice algo como: "Así es que sabes que encontraste a alguien especial. Cuando te puedes callar un minuto y estar cómodo en silencio". Para mi eres una de las personas más especiales que he conocido.
En ese momento no sabía qué responder o cómo reaccionar, no quería equivocarme. Entonces me fui por el camino fácil y respondí:
- Tú también eres especial para mí.
Son esos momentos que sientes que el mundo se desaparece y estás flotando en medio de nebulosas.
Al poco rato dejó de llover y nos fuimos caminando al metro. En el tren nos despedimos como de costumbre, sin besos y sin rituales sin embargo, las palabras que nos habíamos dicho viajaban como ondas en el agua; casi imperceptibles y desarmando la tranquilidad de la superficie.
Ahora me pongo a pensar y los meses que transcurrieron son borrosos. Sé que por línea del tiempo de mi vida me puse a tocar violín, lo llamaba para hablar de cosas triviales y siempre yo comenzaba la conversación con la excusa de tener dudas sobre un libro o un cortometraje que estaba produciendo.
Así fue todo hasta el día que lo vi nuevamente y como por arte de magia me ruboricé.
Sabía que debía decirle lo que sentía ese día. Antes el solo hecho de estar a su lado como amiga o guionista era más que suficiente pero, ese pensamiento se fue.
Cuando estuvimos solos confesé eso que tenía guardado. Solo podía ver sus ojos.
Fue como lo imaginé, su expresión manifestaba que solo quería amistad.
Me abrazó, era cálido y familiar. Sabía que sería la última vez.
Yo había abierto una puerta hacia mis sentimientos y segundos después la clausuré.
Nos despedimos y nos deseamos lo mejor.
Fue la primera vez que me rompieron el corazón, era un mal necesario y gracias a eso entendí lo que pasaba por su cabeza o al menos eso creí porque un mes después me envió un paquete con tres libros y una película que guardo como una experiencia superada.
Gracias a todos por leerme.
Un abrazo de canela :)
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La imagen es una pintura que lleva por nombre: "Las rosas de heliogábalo" por Lawrence Alma-Tadema (1888)
ojala pudiera votar más de una vez...
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Muchas gracias por tú aporte, espero que lo hayas disfrutado :)
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